Vivo. Soy. En un mundo insomne.
No me está permitido dormir.
Quién podría dormir
mientras miles de gargantas gritan
(aunque intenten cantarla)
una canción de muerte.
Vivo. Soy. Entre tinieblas.
Mientras un desierto de polvo negro
lo envuelve todo,
emponzoña mis pulmones
y nubla mi mente.
Vivo. Soy. Con un dolor inmenso.
Me duelen las mujeres, los hombres,
los niños, los viejos
atrapados sin remedio
en las garras del infierno.
Vivo. Soy. Casi no respiro.
El aire ya nos aire
que es veneno.
Vivo. Soy. Muerta.
Tan muerta como
todos los dioses
que se han ido.
Tiempo de oscuridad 13-10-02
Mercé Sànchiz