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Papá, tengo el sida

José D. Diez

España



“Papá, tengo el sida”
Así, por todo saludo, se dirigió el hijo a su padre cuando entró en el dormitorio, extrañado de no verle en todo el día. A continuación, este fue el diálogo entre padre e hijo.
--¿Si-da? -preguntó el padre, remarcando la fatídica palabra.
--Sí, papá, sida. Supongo que sabes lo que significa.
--Espera, espera, ¿estás seguro de lo que dices?
--Aquí tienes los análisis; me dieron el resultado ayer.
--Pero, hijo, eso es terrible - le dice el padre consternado y alargando tembloroso la mano para recoger el papel que le tiende su hijo.
El padre mira levemente el papel mientras dice:
--¿Pero cómo te has contagiado, hijo, eres gay?
--No, papá, ¿qué tiene que ver si soy o no gay con tener el sida?
--Perdona, hijo, pero esa enfermedad es más corriente entre homosexuales que entre gentes normales.
--No discutamos sobre lo que es normal o anormal, el caso es que yo debo ser normal, según tú, pero tengo el sida.
--Pero sí sabrás el origen de tu contagio. No es como la gripe que viene por el aire.
--¿Y qué puede importar eso, papá? Tu hijo tiene el sida y te pregunta qué vas a hacer tú, ahora que lo sabes.
--La sorpresa ha sido grande, demoledora, difícil de aceptar. Pero soy tu padre, y me comportaré como tal. Una cosa sí quiero pedirte: que mantengamos esto en secreto únicamente entre tú y yo; ni a tu madre ni a tus hermanos deberás decírselo. Tampoco a tus conocidos
--No entiendo bien por qué, papa, ¿acaso lo consideras una enfermedad vergonzosa?
--Como te insinuaba antes, las relaciones sexuales son el mayor vehículo de contagio, y dentro de éstas, las homosexuales alcanzan un porcentaje muy superior. Como consecuencia, es una enfermedad estigmatizante para la persona que la ha contraído.
--¿Entiendo bien si digo que lo que te preocupa es el estigma y no tanto la enfermedad?
--Cómo puedes decir eso, hijo... Me aterroriza la enfermedad y me preocupa las consecuencias para ti y... para todos, el qué dirán.
¿Las consecuencias? A consecuencia de esta enfermedad voy a morir, y joven, papá.
--Haremos todo lo posible para que te cures, hijo, todo -y el padre, acercándose a su hijo, le abrazó llorando.
--Dime una cosa, papá: ¿Cómo haremos para ocultarlo? Pronto los síntomas serán visibles y no se podrá ocultar.
--Sí, es terrible. ¿Se te ocurre alguna idea?
--Sólo una, papá: suicidarme antes de traer la vergüenza a la familia.
El padre se separó bruscamente de su hijo y le miró a los ojos. A media voz, le dijo:
--Hijo, dime, ¿es una idea o ya lo habías pensado?
El hijo bajó los ojos y se mantuvo en silencio. El padre se levantó y salió del dormitorio.

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