El 7 de marzo de 2005, Europa Press sacó a la luz los trapos sucios de Santiago Rojas Pulido, “editor” de Jamais. Una representante de la Asociación Colegial de Escritores de Melilla descubrió a la prensa que existÃan una treintena de casos “oficiales” de damnificados por el huracán Jamais. Empleamos la palabra oficiales porque son los únicos en haber querido dar sus nombres y señas a las revistas literarias Letras Perdidas y Los Noveles. Existen centenares de casos perdidos por toda España y América Latina.
La editorial Jamais solÃa captar, o raptar, como mejor convenga al lector, a sus presas, a través del rastreo de concursos literarios, su revista El Celador (que algunos pagaron el último año sin que se publicara) o por medio de una publicidad engañosa de edición rápida, bajo costo e importante promoción en los medios de comunicación.
La captación de la red Jamais se desarrollaba según una metódica táctica: alabanzas sobre el escritor, llamadas de teléfono aduladoras, y regalos de poemarios y CD editados como muestra por la “ editorial”, hasta que la mosca cayera en la telaraña.
El contrato llegaba al poco tiempo, ya firmado por el empresario que seguÃa llamando por teléfono para que el ingenuo poeta o escritor estampase su firma condenatoria (me incluyo en los ingenuos, a pesar de haber hecho rectificar el contrato a Rojás tres veces, y haber sido asesorada por un abogado.)
Una vez firmado el contrato y pagado parte o totalidad de la impresión del libro, el teléfono enmudecÃa y nunca se podÃa contactar con Santiago Rojas. A partir de ese momento, el escritor obstinado tenÃa la gran suerte de ver publicada una parte de sus libros. De un contrato de 1500 o 5000 ejemplares, pagados claro de antemano, podÃan salir a lo mejor unos doscientos. Los otros escritores más escépticos, prudentes esperan aún la publicación de su obra y siguen pagando el préstamo que pidieron para realizar su proyecto.
Jamais no ha estafado sólo 35.000 euros como dicen los medios de comunicación. Existen varias antologÃas por las cuales cada autor invirtió entre 15.000 y 20.000 pesetas por dos o tres folios. Lean en el servidor Amazón la lista de publicaciones de dicha editorial y hagan cálculos... yo no soy muy propensa a las matemáticas. Consulten también el foro de Nunca con Jamais.
¿Qué pasa con todos estos escritores y poetas defraudados por un señor que argumenta que lo suyo fue un fallo debido a circunstancias familiares y personales? Todos tenemos circunstancias personales, enfermedades y duelos y no vamos atracando a nadie.
¿Qué pasa con estos escritores y poetas que han visto sus ilusiones barridas por el soplo agrio y podrido de una borrasca apestosa? ¿Les propondrán otras editoriales de poca monta reeditar sus obras por el mismo precio? Pues que no caigan en el timo de otra empresa que les va a solucionar el problema. Los buenos samaritanos no existen. Sólo pululan los empresarios que saben que sólo se puede vender un centenar de libros de un novel y sin embargo proponen una tirada de 500 ejemplares (tirada, claro, que no se puede controlar).
¿Qué hacer? Ya es muy tarde me parece para recuperar el dinero perdido. Yo lo pude hacer, porque aún no habÃa estallado la noticia. Me huele que Santiago Rojas, actualmente, es insolvente. Por lo tanto amigos, no os gastéis el dinero en abogados, al menos que quieran cobrar solo un porcentaje. Yo quise darme el gustazo de interponer una demanda penal por unos derechos de autor no cobrados, y un cuento publicado sin mi permiso, y me pidieron unos 2000 euros... Si demanda hay, pienso que tendrá ser conjunta. Y si no, denuncia en las comisarÃas, que no cuesta nada.
En cuanto a futuras publicaciones, intentemos hacerlas con editoriales cercanas, fiables y que podamos controlar. O pidamos consejo al gremio de editores. Tenemos otra solución: utilizar los servicios de una imprenta y pedir los ejemplares que pensamos vender... sin distribución en librerÃas o grandes almacenes.
Como todo el mundo sabe, España es el paÃs donde menos se lee... y más se escribe. Frente a tal avalancha de escritura, el lector potencial escoge el nombre que más le suena, y el ciudadano de a pie opta por la literatura basura: Memorias de las folklóricas (que pagan a un “negro” porque si no saben hablar ¿cómo van a escribir?), o recuerdos de la querida de un participante de Gran Hermano. Nosotros no podemos ofrecer a los editores estos culebrones de mala muerte. Nos respetamos demasiado, y respetamos sobre todo a los poquÃsimos lectores que se atreven a comprar la obra de un novel.
Y compañeros de pluma no perdamos las ganas de escribir ya que existen, aún, concursos literarios y editores honestos.
Harmonie Botella
VÃctima de Santiago Rojas