Portada del sitio > LA BOTA DE SUEÑOS > Narrativa > La niña de Altea
{id_article} Imprimir este artículo Enviar este artículo a un amigo

La niña de Altea

Marie Rojas Tamayo

Cuba




 

_ Pues si mi niña, la historia que te cuento es tan cierta como que me llamo Ulpiana Canuta de la Caridad González Dellundé.

_ Cuéntame abuela, cuéntame...

_ Cuando eso yo era muy chiquitica, pero me acuerdo como si fuera hoy mismo, aquí en la esquina de la casa vivía una gallega, realmente era asturiana pero todos le decían María la gallega, ella tenia una bodega muy grande que como era tan grande todos le llamaban el bodegón de María, a  mi me gustaba ir al medio día a la hora de la siesta, cuando todos menos María y yo dormían en el pueblo.

 

María vendía los dulces mas ricos y pequeños que se hacían en toda la habana y no solo eran ricos sino que eran bellos y curiosos las galleticas tenían forma de carrusel, de flores o de animales, los merenguitos parecían ramos de rosa de diferentes colores y a veces en el silencio del mediodía había que mandar a callar a las lenguas de menta y de fresa que no se cansaban de charlar y de reír en alta voz molestando la siesta de las alteas.

Las alteas eran la especialidad de la casa, daba gusto ver la ronda de niñas y niños de chocolate con sus vestidos de fresa, melocotón, menta y yema, con sus ojos confitados y la boca de mazapán de fresa, cada vez que se vendía uno María lo sustituía por otro pues no le gustaba dejar el ruedo incompleto pues le parecía que las alteas se aburrirían en lo que llegaba el nuevo comprador...

_ Abuela ¿y qué son alteas?

_ La altea es un dulce blando y pastoso como un merengue chicloso que se le pueden dar diferentes sabores y formas y luego se recubren de chocolate... algo parecido a la africana... pero mas rica.. a mi la que mas me gustaban eran las de fresa y las de vainilla

_Abuela que ricoooooooooooo, se relamía de gusto la niña mientras escuchaba a la abuela.

Pues te cuento que mi hermano Otilin, era muy goloso y cada vez que podía se iba conmigo al bodegón a comprar todas las chucherías que vendía María la gallega y un medio día de esos que yo me escapaba para allá, me quede asombrada cuando al llegar a la puerta del bodegón me encontré con mi hermano que estaba extasiado mirando la rueda de alteas, pero casi me desmayo cuando escuche una vocecita que decía

_Otilito llévame a tu casa quiero jugar con niños de verdad

A mi hermano los ojos le daban vueltas y el corazón le latía tan fuerte que le movía la tela de la camisa... la vocecita se volvió  a escuchar

_ Otilito sácame de aquí soy una niña de verdad que me caí en la cazuela de chocolate de María, me llamo Glendita, sácame de aquí

_Pero ¿por qué eres chiquita? si fueras una niña de verdad fueras del tamaño de mi hermana

_ Sácame y después te explico

_¿Cómo te voy a sacar? Ya sé... ¡te compraré!

La idea de comprar una altea era muy sabrosa al paladar pero... ¿comprar una altea que hablara iba a ser muy difícil que pudiéramos comérnoslas? pero se veía tan bonita con su vestidito fresa y sus ojitos confitados que llamamos a María y le pedimos que nos vendiera esa altean que en cuanto vio entrar a la dueña se quedo calladita y quieta como si ella nunca hubiera dicho una palabra

En cuanto tuvimos a la altea Glendita en nuestras manos salimos corriendo para el patio de nuestra casa que era lo mas cerca que nos quedaba y se nos podía derretir nuestra amiguita...

Una vez en el patio Glendita la altea nos contó que ella vivía en la casa de madera que esta al final del pueblo y que como no le gustaba comer se fue poniendo chiquitica y chiquitica y que un día ella salió de compras con su mama al Bodegón de María . Era tan rico el olor del chocolate que salía de la cocina que sin que nadie se diera cuenta caminó hacia allá y como el Ratoncito Pérez se acerco a la olla y se asomo para ver como era el asunto ese de hacer las alteas. Tanto se emocionó que  se cayó  de la oreja de la olla donde estaba parada

Cuando María regreso de atender a su mamá la saco y la decoró siempre dijo... _ Esta altea me ha quedado un poco más grande pero está tan bonita parece una niña de verdad que la voy a dejar así

_¿Y que tiempo hace que te volviste altea? Preguntó mi hermano

_ Creo que una semana mas o menos

_ Ah, ya sé quién es tu mamá, recordé yo. es la señora que nos asustó con el cuento de que su niña que era del tamaño de un huevo de gallina se le había perdido

_ ¿Quieres que te llevemos para allá?, preguntó solícito mi hermano que estaba muy feliz de ser el salvador de  Glendita

_ Si quiero y además me esforzare por comer para crecer y que nunca mas me puedan convertir en altea

La llevamos de regreso a su casa y la mamá que se llamaba Glenda también se puso muy contenta y nos invitó a tomar limonada fría con galleticas del Bodegón de María.

_ Abuela ¿y nunca has vuelto a ver a la niña altea?

_  Si, como no, a partir de ese día fuimos las mejores amigas y hoy somos las mejores hermanas pues con los años Glendita la niña de altea se caso con mi hermano Otilin, y me dijo el día de la boda que ella se había enamorado de mi hermano Otilin el día que lo vio frente a la vidriera del Bodegón de María

 _ Que cuento tan ricoooooooooo, hazme otro abuela

 _ Eso lo dejamos para mañana que te voy a contar la historia del perro, la gata y el chivo que se montaron en un globo y llegaron al Polo Norte

 _ ¿De verdad Abuela? Me voy a dormir temprano para que llegue pronto mañana .... chaoooooooo

 

Hilda María Alonso
Cuba
osnola@infomed.sld.cu

 

Ilustración: Sarah Graziella Respall
5 años, preescolar
Cuba  

Este artículo tiene © del autor.

1074

   © 2003- 2023 Mundo Cultural Hispano

 


Mundo Cultural Hispano es un medio plural, democrático y abierto. No comparte, forzosamente, las opiniones vertidas en los artículos publicados y/o reproducidos en este portal y no se hace responsable de las mismas ni de sus consecuencias.


SPIP | esqueleto | | Mapa del sitio | Seguir la vida del sitio RSS 2.0