Te doy la bienvenida, querida Soledad,
Compañera de la infancia,
Que anida en mi fondo
Sin resentimiento,
Borrando los recuerdos,
Los espectros
Y las dudas.
ReÃmos,
Hablamos alto aunque moleste al vecino,
Escuchamos una melodÃa prohibida,
Leemos poesÃa hasta que salta por los poros de la dicha,
Pintamos las paredes
Con los inagotables colores del olvido.
Partimos a la nada, vacÃas de hoy,
Volvemos con las manos plenas de historias nuevas,
Que no son más que
Posibles futuros...
Besamos con los dedos las fotos de los muertos,
Sabiendo que vamos a estar juntas cuando llegue nuestro turno.
Tocan a la puerta,
Regresan los que amo.
Pero tú, Amiga antigua,
No te marches.