Ha vuelto a rebuznar mi burro sabio,
tendido bocabajo mientras sueña
tal vez con el murmullo de la aceña
o en la misión sutil del astrolabio.
Al verlo tan feliz, sin un resabio,
no sé si en su cerebro se pergeña
un mundo de ilusión -su santo y seña-
al tiempo que yo sufro, tiemblo y rabio.
Jumento prócer, tú que tanto sabes.
¿Por qué la vida cruje en el amor?
¿Por qué será que siento un espeluzno
cuando sus manos, miel de mil jarabes,
me niegan la caricia de una flor?
El burro ríe, piensa y da un rebuzno.
¿Será cabrón el burro? ¡Qué roznido!
Parece que me ha dicho: "¡Tú estás ido!"