Portada del sitio > LA BOTA DE SUEÑOS > Narrativa > El Profesor
{id_article} Imprimir este artículo Enviar este artículo a un amigo

         Era el primero de septiembre y habían transcurrido aproximadamente dos meses de haber finalizado preescolar, comenzaba así lo que muchos consideran la etapa mas difícil de nuestras vidas: el estudio. Estábamos todos a los que nos faltaban unos pocos minutos para empezarlo  muy asustados, ya que varios decían que los maestros no tenían compasión. Sentados en nuestros pupitres vimos entrar un anciano sobre una silla de ruedas. Se viró hacia nosotros y dijo un jovencito cuyo nombre es William, el gracioso del aula.

¡Ja, ja, ja! ¡No puedes caminar! ¡Que extraño!, cuando no estás sentado estás acostado, ¡Pero nunca parado! ¡Eres un perezoso!

Muchacho, por favor, no me ofendas.

¡Viejo invalido!- volvió a decir el infante.

Aun eres un niñito, nunca vas a aprender que...- notó que el alumno se había callado.

¿Cómo nos enseñarás si no puedes caminar? ¿Cómo jugaremos con usted?-pregunto otro alumno.

¿Tienes una pelota?-preguntó el profesor.

Toma

Tírala 

El profesor agarró rápidamente con la mano izquierda la pelota y dirigió la siguiente palabra al muchacho:

Cógela 

El juguete fue velozmente hacia el alumno, al que no le dio tiempo para capturarla. Todos quedamos asombrados.

Mi nombre es  Francisco. ¿Pueden decirme los suyos?

Todos nos hicimos conocer. Parecía que el maestro no paraba de pensar sentado sobre su silla de ruedas. Era atractivo y además de muchas otras cosas nos enseñó a amar a la patria, respetar a los vecinos y sobre el cuidado del medio ambiente, él vale más que todas las joyas de este mundo porque todo su ser  ha sido fundido por amor puro.

Después de mucho tiempo comprendimos que  su gran  sacrificio era por nosotros. Con gusto sufriría el profesor millones de vergüenzas sabiendo que vamos a ser alguien en nuestras vidas.  En  la escuela admiramos a Francisco justamente por ello y mucho más.

¿Por que no se compra un motorcito para ponérselo a su silla de ruedas?-preguntó Esperanza, a principios de quinto grado, la mama de Orlandito, mi mejor amigo.

No la compro porque yo no quiero contaminar vidas, ni tampoco que alguien quede igual que yo, nadie sufrirá por mi culpa al ser marginado por algunos en la sociedad.

Esta fue la última lección que nos dio el profesor, tiempo después fallecería con una gran sonrisa que retaba la muerte. Aun lo visito todos los días, a pesar de que las lágrimas me salgan como finos cristalitos que me hacen una herida en el corazón.

 

Alejandro Manuel Mesa Santana
10 años, 5to grado, escuela José de la Luz y Caballeros
Cuba
dmfpcotorro@ch.gov.cu

Ilustración: Ana Lilian Lobato Rodríguez
Cuba
Angromeu­@Enet.Cu 

Este artículo tiene © del autor.

451

   © 2003- 2023 Mundo Cultural Hispano

 


Mundo Cultural Hispano es un medio plural, democrático y abierto. No comparte, forzosamente, las opiniones vertidas en los artículos publicados y/o reproducidos en este portal y no se hace responsable de las mismas ni de sus consecuencias.


SPIP | esqueleto | | Mapa del sitio | Seguir la vida del sitio RSS 2.0