Has de blanquear a Latona,
La hermosa madre de Febo,
Obrando como fregona,
Puliendo su piedra oscura.
Cocedla a fuego lento,
En las fraguas de Vulcano,
Sabiendo que el fuego nuestro,
Fuego nuevo solo crea,
Sabiendo que el oro nuestro,
Oro nuevo solo crea.
Aquí roja se pondrá,
Y en breve fallecerá,
Fijádla con nuestra Sal,
Y lo volátil se irá,
En un tristrás revivirá.
Sembrad nuestro oro muerto,
En tierra blanca foliada,
Y en poco tiempo verás
Que tu oro renació,
La tierra lo fijará.
Así pues, con arte has de trabajar,
Cuidando de no mezclar,
El Mercurio con la Sal.