En el precipicio del espejo de las reminiscencias
aúlla el recuerdo ardiente de la pasión sofocada.
Tumulto y bullicio incandescentes abrasan los sentidos,
lamen las pieles, incendian los cuerpos.
En el precipicio del espejo de las reminiscencias
danzan las llamas perennes del ardor sepultado.
Fuego, resplandor y calor se licuan en el antagonismo,
anhelando traspasar la luna reflectante de la memoria.
En el precipicio del espejo de las reminiscencias
la conciencia se desvanece detrás del vaho blanquecino
de las brasas perturbadoras y dÃscolas
que se consumen en despertar la pasión oculta.