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El pintor ARNALDO MOLINARI ANGELONI, entrevistado por Frank Otero Luque.

"Dios es el pintor más grande de todos los tiempos: sus formas y colores son perfectos" "

Frank Otero Luque

Perú



ARNALDO MOLINARI ANGELONI,
entrevistado por Frank Otero Luque.

"Dios es el pintor más grande de todos los tiempos: sus formas y colores son perfectos"

Conocí al pintor Arnaldo Molinari Angeloni (AMA) el 07 de setiembre de 2004, en la inauguración de su exposición "Altares de adoración", realizada en la sala de Petroperú (Lima), a la cual asistí en compañía de Eva Lewitus, quien nos presentó.

Esa noche tomé algunas fotos que fueron del agrado de AMA (y, afortunadamente, de Eva también). Hoy, 14 de julio de 2005, él me ha invitado a su atelier de Miraflores y he fotografiado los cuadros que expondrá en el Centro Cultural Borges de Buenos Aires, el próximo mes de octubre. En ambas ocasiones, más que un trabajo ha sido un placer.

Para describir la obra de AMA, empezaré diciendo que es abstracta, surrealista, geométrica, asimétrica y volumétrica; todo a la vez.

Los grandes formatos son otra característica que llama la atención, así como los ángulos rectos, agudos y obtusos recortados en ellos. El uso de elementos adicionales a la pintura -como tela metálica y láminas de acrílico- y la manera tridimensional en que están dispuestos, conformando estructuras, me hacen dudar si AMA es pintor o escultor.

De otro lado, la selecta combinación y el marcado contraste de ciertos colores, arrojados al lienzo con la fuerza y rapidez propias del impulso pasional, ocasionalmente seguidas de un controlado, permisivo y hasta, quizás, indiferente "dripping", sugieren, al mismo tiempo, la confrontación del caos y la armonía, que creo identificar como tema recurrente y leit motiv en todos los "personajes anónimos de la puesta en escena" de ese gran teatro pictórico-escultórico que AMA nos ofrece.

-¿Cuándo descubriste que eras pintor, Arnaldo?

-Cuando me di cuenta de que, si no pintaba, moriría. Empecé a dibujar desde muy niño, pero en quinto grado ingresó a la escuela un alumno nuevo que pintaba como los dioses. Todavía tengo en la memoria una locomotora hecha por él. Entonces dejé de dibujar porque pensé que, al lado del suyo, mi arte no valía lo suficiente.

-¿Recuerdas el nombre de aquel muchacho?

-Lamentablemente, no.

-¿Cuándo retomaste el dibujo?

-A los trece años y lo complementé con la pintura. Asistí primero a una academia nocturna de dibujo y después ingresé al Conservatorio de Arte Dramático, donde estudié escenografía y nos enseñaban artes plásticas. En aquella época, a diferencia de ahora, no atesoraba mis cuadros porque los regalaba o los destruía.

-Hubiese sido interesante la opinión de un psicólogo.

-Probablemente hubiese dicho que me encontraba muy mal. Tuve momentos muy dolorosos, que fueron acompañados por el proceso de la pintura.

-¿A que edad viniste al Perú?

-Hace 30 años por primera vez y luego retorné hace 18 para quedarme. Desde que me instalé en el Perú fui varias veces a Machu Picchu y permanecí allí por largos períodos, con el exclusivo propósito de pintar. Desde entonces pinto todos los días y bajo una rigurosa disciplina.

-¿Consideras que la arquitectura de Machu Picchu ha influenciado en tu arte?

-Definitivamente.

-¿En qué forma?

-En mí y como pintor reflejo lo que hay dentro de mí. Machu Picchu me ordenó muchas cosas interiores sin quererlo, sin proponérmelo.

-¿Por qué te revelas a los formatos convencionales: rectángulos, cuadrados?

-Me encuentro en búsqueda constante, lo cual hace imprescindible que rompa con lo convencional.

-Observo un patrón de ángulos agudos.

-Me sirvo de ellos para expresar fraccionamiento. Estamos muy fraccionados, tanto interna como externamente, y para revertir ese proceso y caminar hacia la "unitotalidad" -como llamo a la conexión de la parte con el todo- primero debemos tomar conciencia de que ese fraccionamiento existe.

-¿Es ése tu "discurso pictórico"?

-La libertad y la paz, y el fraccionamiento como elemento de oposición a ellas, son temas que me conmueven.

-En tus cuadros, el bastidor está forrado por ambas caras.

-Pinto por ambos lados porque la obra es una totalidad y tiene un mundo interno, al igual que los seres humanos; aunque no lo veas, existe. Pero aparte de esa postura plástica, el hecho de pintar por las dos caras también obedece a la profunda decepción y angustia que sentía de niño cuando, en casa de mis padres, hurgaba por detrás de los cuadros para ver qué más había y no hallaba nada, salvo cosas inacabadas y telarañas.

-¿Cómo defines tus obras tridimensionales? ¿Son esculturas, pinto-esculturas?

-Estructuras pictóricas o pinturas constructivas, como prefieras llamarlas. A veces necesito que tengan volumen y cuerpo para sentirlas más reales.

-Te refieres a tus cuadros como personajes, pero curiosamente carecen de nombre.

-Son personajes silenciosos en una puesta en escena, cada uno con su propia historia y dimensión espacial, con su propio mundo de dolor, de alegría, de tristeza, etc.

-Cuando dices que conforman una puesta en escena, ¿es porque unos están relacionados con los otros?

-Sí, pero no como referencia de un objeto con respecto a otro, sino como concepto de espacio infinito.

-¿Qué te motiva a utilizar elementos adicionales a la pintura propiamente dicha? Me refiero a madera, arena, tela metálica, láminas de acrílico, etc.

-Primero, me hago de esos elementos porque siento el impulso, la necesidad de tenerlos. Por ejemplo, cierto día sentí la urgencia de ir al desierto de Chancay y traerme dos sacos de arena. Una vez que están en mi taller, pinto pasionalmente y me voy sirviendo de los recursos que tengo a la mano. Aunque hago algunos bocetos preliminares, siempre pinto intuitivamente y ni yo mismo tengo idea de cómo voy a terminar la obra.

-¿Qué es primero: la tela o la estructura?

-Siempre pinto sobre una tela que ya está dentro de una estructura. Por eso me encuentro permanentemente en un proceso creativo, desde el momento que ideo el bastidor.

-¿Cuánto tiempo suele tomarte hacer un cuadro?

-Depende de muchos factores. A veces trabajo con mucha rapidez: planteo el cuadro en cinco o seis horas y lo termino en tres o cuatro semanas.

-¿Cómo sabes cuándo un cuadro está terminado?

-Aunque escucho atentamente lo que la obra me va diciendo, eso nunca se sabe. Por ejemplo, en alguna ocasión tuve que dejar un cuadro porque debía llevármelo a una exposición, pero una vez terminada ésta y teniendo el cuadro de vuelta en el taller, no lo continué porque ya había sido expuesto y ya no me pertenecía; había pasado a ser propiedad de todos aquellos quienes lo habían visto.

-¿Las exposiciones que hiciste en La Fábrica Ciudad Cultural ("Libertad y fraccionamiento", Buenos Aires, octubre 2003), en Petroperú ("Altares de adoración", Lima, setiembre-octubre 2004) y la que realizarás próximamente en el Centro Cultural Borges ("Oráculo de las preguntas", Buenos Aires, octubre 2005) corresponden a conceptos distintos o son la continuidad de una misma cosa?

-Siento que se está completando una trilogía y que luego se abrirá una nueva etapa, aunque todavía no sé en qué consistirá. No suelo preparar cuadros para una exposición; sencillamente trabajo en lo que siento en ese momento y la exposición me da la oportunidad de presentar las obras.

-Tienes una curadora de lujo.

-Sí, Rosa Faccaro es una gran artista, crítica y orientadora. Ha sido siempre mi curadora y estamos permanentemente trabajando. El año pasado tuvo la alegría de haber sido nominada para un Premio Nobel y ello simboliza un quehacer y un reconocimiento internacionales.

- ¿Con qué pintores te identificas?

-Con todos. No suelo ir a exposiciones, porque soy como una esponja y tengo miedo de absorber inconscientemente. Busco que mi pintura sea genuina, no un pedacito de ésta y otro pedacito de aquélla.

-¿No sientes influencia de nadie?

-No. Por suerte conozco poco de pintura.

-¿Qué opinión te amerita la obra de Fernando de Szyszlo?

-Tiene un mundo muy mágico, muy propio, que trasluce en su pintura. Por eso me gusta.

-Hace poco entrevisté a una señora a quien me referí como "poetisa de origen judío". Ella protestó argumentando que, si presentaran a Vallejo, por ejemplo, a nadie se le ocurriría decir que era un poeta de origen cristiano. ¿Qué significa para ti ser judío?

-Es una característica más -como decir que soy pintor, argentino o peruano-, que no me agrega ni me quita nada con respecto a otras personas no judías. Si tengo un sello especial, es el de "Ser humano".

-Después de vivir tantos años en el Perú, ¿te sientes cien por ciento argentino cuando regresas a tu patria?

-Amo profundamente a ambos países y, si bien creo en la identidad, en las raíces, en el origen, considero que las nacionalidades nos separan, nos fraccionan. Prefiero pensar en términos universales, que no son sinónimos de globalización.

-¿Estás en contra de la globalización?

-Sí, en la medida que no contempla la provisión de los recursos necesarios para que todos vivamos con dignidad. Ex profeso, no utilizo la palabra "pobreza" porque ataca la dignidad de la gente. Creo que la globalización confundió el camino.

-El ser empresario, presidente de un laboratorio de productos médicos, ¿te crea algún conflicto en ese sentido?

-Ninguno, porque tenemos una ética humanitaria que no se opone, ni debe hacerlo, a la actividad empresarial.

-¿En qué tiempo pintas?

-Me levanto a las cuatro de la madrugada y pinto hasta las nueve de la mañana. Luego, voy a la oficina y trabajo hasta las cinco de la tarde. Después, regreso a casa y hago vida de hogar. Me acuesto muy temprano; me recojo con el día y espero ansiosamente que llegue el amanecer.

-¿Pintas solo?

-Tengo una asistente llamada Ana María Méndez, con quien trabajo desde hace muchos años. Ella me conoce, me adivina el pensamiento. Soy rápido y pasional cuando pinto, y por eso no puedo distraerme para buscar cosas, elementos. Ana María es como la instrumentalista en un quirófano, donde yo soy el cirujano.

-Uno de los cuadros de mayor formato que presentaste en la exposición de Petroperú aparentaba haber tenido una explosión interna. ¿Ocurrió realmente la explosión o la simulaste labrando el lienzo?

-Cuando estaba pintando ese cuadro sentí la necesidad de prenderle fuego, así que le arrojé un chorro de bencina y lo encendí. Aparentemente, la bencina penetró el lienzo y cogió fuego hacia el interior del bastidor que, como es cerrado por ambos lados, no tenía dónde disipar y explotó. Esa explosión surgió como surgen las relaciones humanas; es decir, como la consecuencia no planeada de una acción. Establezco un matrimonio con cada cuadro.

-¿A Raquel, tu esposa, la conociste en Perú?

-Sí. Ella es peruana y ha sido el encuentro con la compañera y el amor de todas las vidas. También tengo un hijo peruano: Jaim. Lorena, Paola y Sebastián son argentinos.

-¿Tiene tu arte algún sentido social?

-Si, estoy permanentemente preocupado por todo lo que ocurre a mi alrededor; uno es parte de todo. En mis cuadros se reflejan la violencia, la ira, la injusticia, así como la necesidad de paz y de armonía.

-Aquí veo la maqueta de una escultura a la paz que piensas hacer. Háblanos al respecto.

-La primera parte presenta dos superficies que se quiebran -sugiriendo fraccionamiento- y, detrás de ellas -simbolizando la paz-, hay una columna recta, por donde resbalará una cortina de agua.

-¿Qué dimensiones tendrá esta escultura y dónde será su lugar?

-Deberá ser de proporciones muy grandes Todavía no se dónde estará ubicada, pero visualizo a gente caminando a su alrededor, en un ambiente que invite precisamente a la paz.

-¿Qué significa la paz para ti?

-No es el intervalo entre una guerra y la otra; tampoco la tregua entre dos batallas. La paz no se busca ni se obtiene; sencillamente está ahí, dentro de nosotros, para que la descubramos y proyectemos. Es un estado de gracia del ser.

-¿Quién es el pintor que más admiras?

-Dios es el pintor más grande de todos los tiempos: sus formas y colores son perfectos.

http://www.geocities.com/asociacionsinfinesdelucro_manos/arnaldomolinari.html

Ver en línea : El pintor ARNALDO MOLINARI ANGELONI, entrevistado por Frank Otero Luque.

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