¿Qué se puede esperar de un doctrinario, dispuesto a lo que sea con tal de conseguir unos fines avalados por una minoría separatista? De haber sido Cataluña un reino, me inclinaría hacia la teoría de que el señor Rovira, más que dirigente de un partido -hasta hace poco tiempo testimonial-, es un legitimista que aboga por la invención de una nueva dinastía, cuyo rey sea él. Déjese de historias el señor Rovira, y, si tan amante es de su tierra, que también es la mía, que emplee su tiempo (pagado con creces por España entera) en buscar soluciones justas y solidarias para que Cataluña, unida a todas las comunidades de nuestro país, se engrandezca y sirva de ayuda al progreso de los demás territorios españoles. Si no se principia por aunar cada vez más las voluntades en dirección opuesta al egoísmo, ¿qué sentimiento internacionalista es el que propugna ERC, como base indiscutible de toda doctrina de izquierdas?

Cuando el mundo está soportando la, quizá, más grave crisis de su historia: hambruna africana, genocidios, invasiones, terrorismo, imperialismo y demás heces; en el momento crucial en que nos encontramos, con la tecnología superando en mucho el espíritu humano, ¿a qué viene una reivindicación histórica, inaceptable por la Carta Magna? ¿Piensa Carod Rovira y, por extensión, el partido que dirige, que tantos años de inhumana y estéril lucha etarra va a ganarla ERC en el Parlamento? Él, y quienes le secundan, saben que no ha de ser posible; pero se intenta: algo se ganará en la lucha carroñera.

Hubiera sido mucho más fácil y menos traumático aprovechar el gobierno del PSOE con la finalidad de elevar a Cataluña al rango que merece, y no, como se está haciendo, para poner en un serio peligro la continuidad en el poder de un partido de izquierdas (en la medida que se le pueda aplicar tal nombre), dando una preciosa y lamentable oportunidad a Rajoy para que, por simpatía con el Vaticano y, por extensión, crear un solio pontificio en nuestro maltratado Parlamento. Pero no pasa nada, que nadie se alarme. Es todo cuestión de tiempo y de paciencia. Lo que tal vez estén temiendo algunos es que ETA quede definitivamente aplastada. ¿Se me entiende? Déjense ya, unos y otros, de tanto cachondeo. Y sobran las palabras.

Augustus.