Portada del sitio > LITERATURA > Relatos > Las mareas
{id_article} Imprimir este artículo Enviar este artículo a un amigo
LAS MAREAS

Estoy en el sur, entre plantas acuáticas, picado por los mosquitos, las aguas sucias me cubren hasta la cintura. Anticipe de forma absurda mi huida mucho antes del toque de queda. Estoy desprovisto de todo. Pienso que esa gente de salvamento no ha venido a buscarme. Solo estoy siguiendo mi destino. Confinado en el lugar menos habitable que ha quedado
de esta isla.

Si en poco días no muero luchando por mi libertad o ahogado. Demostrare con mi muerte que ; el mundo mas avanzado, la policía mas científica, los militares, mas perfeccionados... el periodismo mas tecnológico, los medios de comunicación, tradicionales, y virtuales. Hacen que sea irreparable cualquier error de la justicia, de los que gobiernan, los mas poderosos del planeta, y los que mandan. Es un infierno común a todos los perseguidores.

Anoche me dormí muy tarde viendo ruinas de edificios, personas, animales, plantas, en imágenes rotas. Y, la música y los gritos de supervivientes me despertaron de madrugada.

La vida del fugitivo hace el sueño muy ligero. Estoy seguro que no ha llegado ningún helicóptero de la guardia nacional, ninguna embarcación.

Los pajonales de las puntas de las colinas y los tejados de las casas se han cubierto de gente que baila.

Desde las aguas mezcladas y sobre montículos de escombros soldados.

Están vigilantes y armados con sus uniformes, de camuflaje me parecen una frivolidad.

– Â¿Quién conoce el destino del condenado a muerte?. Los miro una y otra vez inevitablemente.

Me obligan a arrinconarme contra el mar. Se que en este juego de mirarles hay peligro, como cada destacamento de soldados han de tener escondido un camino, de salida, y de cónsules que me remitirán, (si me cogen) por ceremonias, protocolos, y tramites , al calabozo.Siempre en grandes desastres naturales
lo primero que construyen es un calabozo.

– Hace tanto que no veo gente. Pero sin duda pienso que, estos son abominables intrusos.

Corro el peligro de ser sorprendido; es la primera visita que hacen a la zona; si quiero evitarlos. Tendré que trabajar muy duro construyendo guaridas ocultas en los matorrales.

– Desde aquí son como gigantes, puedo verlos acercarse a los barrancales.

Mi estado es cada vez mas deplorable. Obligado a vivir en estos bajos, mientras las corrientes y las mareas sube.

– Cuando oscurece busco ramas y las cubro con hojas. No me extraña despertarme en el agua. Se que un error me llenaría de agua los pulmones.

He de ajustarme a lo que sé. Me conviene para mi seguridad renunciar, a cualquier auxilio del prójimo.

– No espero nada, ¡debo temer a la esperanza¡. Esto no es horrible. Al ser un fugitivo he ganado la tranquilidad.

Este artículo tiene © del autor.

550

   © 2003- 2023 Mundo Cultural Hispano

 


Mundo Cultural Hispano es un medio plural, democrático y abierto. No comparte, forzosamente, las opiniones vertidas en los artículos publicados y/o reproducidos en este portal y no se hace responsable de las mismas ni de sus consecuencias.


SPIP | esqueleto | | Mapa del sitio | Seguir la vida del sitio RSS 2.0