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Cultura en Argentina (XXXIX): Saber de qué se trata

Carlos O. Antognazzi

Argentina



Cuando Mario Firmenich se hizo acreedor de la medalla de oro por su promedio al recibirse de contador, el rector de la UBA se la negó argumentando que la medalla no se otorgaba solamente al mejor promedio, sino a quien, además, profesaba una conducta digna de emularse. Firmenich había sido parte de una de las etapas más oscuras del país como uno de los jefes de Montoneros, grupo que avaló el secuestro, la tortura y los asesinatos de quienes no profesaban su misma ideología. Por ello no recibió la medalla, aunque terminó la carrera con el mejor promedio. Se trata de cuantificaciones diferentes, que no se implican. Se trata, además, de una lección del rector para con la sociedad argentina, que suele adolecer de poca memoria, cuando no directamente de tilinguismo ideológico.

Cultura en Argentina (XXXIX):

Saber de qué se trata

Cuando Mario Firmenich se hizo acreedor de la medalla de oro por su promedio al recibirse de contador, el rector de la UBA se la negó argumentando que la medalla no se otorgaba solamente al mejor promedio, sino a quien, además, profesaba una conducta digna de emularse. Firmenich había sido parte de una de las etapas más oscuras del país como uno de los jefes de Montoneros, grupo que avaló el secuestro, la tortura y los asesinatos de quienes no profesaban su misma ideología. Por ello no recibió la medalla, aunque terminó la carrera con el mejor promedio. Se trata de cuantificaciones diferentes, que no se implican. Se trata, además, de una lección del rector para con la sociedad argentina, que suele adolecer de poca memoria, cuando no directamente de tilinguismo ideológico.

El argumento es medular, y permite ver que los factores que pueden estar detrás del “éxito” de un evento son múltiples, y que la ética es, o debe ser, en todo caso, uno de los esenciales. De la misma forma, si sólo se contempla la cantidad de personas para definir el éxito de una convocatoria, podrían ponderarse manifestaciones públicas como las pergeñadas por Adolf Hitler, que peroraba frente a miles de personas obnubiladas por los fastos del poder. Evidentemente algo no funciona si sólo atendemos a un parámetro y con una visión restringida o, peor, selectiva. El número es importante, pero no lo es todo.

La polifonía

La experta en educación Graciela Frigerio sostiene que «las democracias tienen la ventaja de la polifonía», ya que «sólo en los totalitarismos hay una voz unívoca» (entrevista de Mariano de Vedia, La Nación, 23/04/05, tapa). Esa polifonía incluye la capacidad, y en ocasiones el deber, de pensar diferente y de respetar el disenso. Sólo en la multiplicidad de voces y en su textura contrastante puede edificarse una comunidad. La “verdad revelada” que supone la voz única es autoritaria. Niega la posibilidad del debate y, especialmente, que el otro también posee parte de la verdad. La cultura, por definición, es diversificación, mutación, cambio. Es lo opuesto de un registro único. Y si bien la política es parte de la cultura porque pertenece a ella, es la política quien puede favorecer o frenar el desarrollo de la cultura. Lo que hace falta es tomar la decisión política de favorecer las manifestaciones culturales en su multiplicidad de matices, pues es eso lo que permite un crecimiento armónico y equilibrado de la comunidad.

Los países más avanzados social, económica y políticamente lo implementan y constituyen un ejemplo a seguir. No es tan difícil si se dejan de lado los esquemas mentales y ciertos egos. La comunidad no es una persona, sino un conjunto. Tener la herramienta política para favorecer al conjunto es una tarea de gran responsabilidad, y la oportunidad, también, de trascender como el artífice del cambio tan esperado. Quedarse en el lugar común por comodidad, cerrazón intelectual o resentimiento es una grosería que tarde o temprano la comunidad, que lo sufre en primera instancia, lo hace pagar.

El milagro atribuido a Finlandia no es tal. Lisa y llanamente hace 35 años los finlandeses decidieron invertir en educación el 3,5 % de su producto bruto anual (cfr. Bernardo Klisberg. La educación importa. La Nación, 07/09/05. p. 19). En poco más de tres décadas Finlandia pasó de ser un país agricultor, con puntos de contacto con Argentina, a ser una potencia de envidiable equidad en donde no sólo no hay pobres sino donde todo el mundo estudia, lee, crece.

Planificación y desarrollo

En Santo Tomé hay unos 3500 planes trabajar. Puede vislumbrarse entonces hacia dónde se inclinarán las elecciones de octubre, pues hay una relación non sancta entre planes y voto cautivo. Salvo que el hartazgo pueda más luego de 22 años de justicialismo que, paradojalmente, no ha sido justo. Una prueba reveladora (que parece remedar con un eco distorsionado la interna de Buenos Aires entre Kirchner y Duhalde) tenemos con las pullas rastreras entre los dos bloques peronistas y las denuncias por la autoría intelectual de cierta información bastarda que circulaba en Internet. ¿Será justicia? ¿Sabremos los santotomesinos de qué se trata?

Hasta que no se termine con las prebendas oficialistas y no se eduque a la ciudadanía no se podrá ejercer la democracia real, como un derecho de todos y no de unos pocos inescrupulosos que lucran con el hambre de la población. Creer lo contrario es una falacia. Si lo que apremia es volver a la práctica del trabajo y la planificación, la decisión del actual Gobierno municipal de premiar con la bonificación de la Tasa General de Inmuebles a aquellos contribuyentes que pagan en término es un paso meritorio, como hice notar en un capítulo anterior (cfr. La ley del menor esfuerzo. Castellanos, 06/05/05. El Santotomesino, mayo de 2005).

Al evaluar la gestión de Roberto Schmidhalter encontramos que hubo casos en donde convenía no pagar los impuestos para luego acogerse a las generosas moratorias, con lo cual, en la práctica, se premiaba al que no pagaba. Ningún Estado puede subsistir sin el cobro de impuestos, y el municipio de Santo Tomé fue un ejemplo de impericia que lo puso al borde de la quiebra. Hay que reconocer en Piaggio una mejor administración de las finanzas públicas, que tiene su inicio en el desorden que dejó Juan Carlos Nava, que significó un año de ajustes para salvar el cuantioso rojo. De allí en más Piaggio ha sabido perfilar un camino más ecuánime para el saneamiento económico. Sin embargo, no todos son logros: la ubicación de sus hijas en puestos claves diluyen una imagen que pudo ser mejor. La economía no es el único parámetro que importa. La cultura, por ejemplo, sigue siendo una asignatura pendiente.

Nueva esperaza

Pascual Reynoso participó activamente de las reuniones para crear el Fondo de Promoción de la Cultura, elaborado sobre un proyecto similar presentado en Rafaela. Reynoso hoy preside la SADE seccional Santo Tomé. ¿La SADE local ha hecho gestiones ante el municipio para dar inicio al proyecto, que lleva postergado ya varios años?

La SADE surgió en Argentina como un organismo síndico-gremial destinado a la defensa de los derechos del escritor, pero con los años fue perdiendo terreno ante el avance de las editoriales y el dilentantismo propio de algunos autores, que entrevieron en la Sociedad la posibilidad de cumplir sus sueños privados de figuración. Hoy es una sombra de aquello que bosquejó Enrique Banchs en 1928. Pareciera que ahora también ha perdido terreno en el criterio de sus propios afiliados, que cuando logran ubicarse en la comisión directiva suelen dejar de luchar por lo que luchaban antes. El marco adecuado para anunciar el inicio del Fondo de Promoción de la Cultura era la IV Feria del Libro, así como en 2004 lo fue la III Feria. ¿Alguien hizo el anuncio esperado? ¿Alguien lo reclamó? Los espacios se desaprovechan y el tiempo pasa en desmedro de los mismos intelectuales, primero, y de la comunidad después.

El Fondo necesita el aval político del ejecutivo para comenzar a funcionar, y es raro que la SADE Santo Tomé, que (todavía) cuenta con el beneplácito del Gobierno actual, no interceda. Consultado sobre este Fondo, el ex Director de Política de Cultura y Educación del municipio, Ernesto Grenón, manifestó: «ante su requisitoria, vuelvo a formalizar el pedido de su implementación» (respuesta del 14/07/05). Pero para esa fecha ya había presentado su renuncia. Quien ahora ocupa el puesto es el Dr. Juan Carlos Collados, bioquímico como Piaggio. A él trasladamos entonces, públicamente, el pedido de implementación del Fondo.

Collados fue Secretario de Gobierno de la ciudad en la anterior administración de Piaggio, y se mantuvo unos meses con la gestión de Schmidhalter. Ahora regresa para ocupar un puesto diferente. ¿Podrá o sabrá proyectar la cultura de la ciudad sin ser un actor directo de la cultura? ¿Contará con el necesario respaldo del ejecutivo?

Santo Tomé ha perdido dos años. En octubre de 2003 planteé que las autoridades recientemente elegidas tenían la gran posibilidad de revertir el proceso de desculturización que venía asolando la ciudad en las últimas gestiones. En ese momento había esperanzas en que se tomarían las decisiones adecuadas para impulsar la cultura en lugar de frenarla y segregarla. A poco de asumir Ernesto Grenón en el área las esperanzas comenzaron a diluirse, y finalmente ocurrió lo previsible: abulia, inexperiencia, ineficacia y desconocimiento sólo pueden terminar en renuncia o expulsión. El Gobierno, que elige lo que desea escuchar, prefirió el lento martirio (para los contribuyentes) de la renuncia.

Ahora nuevamente se puede comenzar a cambiar. Collados podría hacerlo si apela a una estrategia diferente a la implementada por Grenón. Debería consultar, buscar asesores serios, abrir el juego a los actores directos de la cultura, convocarlos en forma franca y pluralista. Debería resistirse por igual a la seducción del partidismo, la dedocracia y la de impartir conceptos desde arriba, que en nada ayudan a la cultura ni a la gestión.

Un mandato progresista potencia las ideas y proyectos de los trabajadores de la cultura. Su función primordial es generar las situaciones para que los mismos trabajadores puedan expresarse. Eso es lo que hace grande la cultura de una ciudad. La Historia enseña que ningún funcionario ha hecho cultura en el sentido puro del término, y que cuando son recordados positivamente es porque supieron incentivar la cultura que ya anidaba en la sociedad favoreciendo su desarrollo, eliminando las trabas, convocando a todos sin mezquindades ni favoritismos sectoriales que, a la larga, opacan cualquier gestión.

© Carlos O. Antognazzi.
Escritor.

Santo Tomé, setiembre de 2005.

Publicado en el periódico “El Santotomesino” (Santo Tomé, Santa Fe) de setiembre de 2005.

Este artículo tiene © del autor.

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