LA PESTE
DE
MONTPELLIER
A los 22 años empecé a crear fama, fue cuando la epidemia de peste que devastaba a Montpellier, inventé unos polvos preventivos para detener el avance de la peste. Ya que en aquellos tiempos se descuidaba mucho la higiene, la gente apenas se aseaba, ni lavaban sus ropas, no se hacia uso del jabón. El mal hedor corporal se combatÃa con perfumes y sahumerios. Suciedad y ponzoña reinaba en las ciudades donde se hacinaban sus habitantes rodeadas por las murallas, todas estas cosas favorecÃan notoriamente las epidemias, junto a la escasez y precarios conocimientos médicos llamaban a todas las pandemias, peste. Por aquel entonces, no existÃan los microscopios, ni sabÃan de, microbios, bacterias, y virus. Aunque si se podÃa sospechar que el morbo de la peste entraba por la nariz, cuando se respiraba aire infectado y era recogido por los miasmas de los pulmones de un enfermo. La peste era tratada con un capuchón terminado en una especie de pico que imitaba al de las aves, en realidad contenÃa un filtro, consistÃa en una esponja empapada en vinagre. Se lograba algunos resultados. Pero lo más efectivo es interponer un perfume que limpie el aire y el morbo.
Asà fue como me anticipé, con mis remedios, a conceptos modernos de profilaxis antiseptica.