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’Billy’ Chams, el manejador de 15 campeones mundiales de boxeo



Una mañana de octubre de 1983, un joven negro, de baja estatura y largo brazos, llegó a la oficina de la esquina de la calle 76 con carrera 73, en Barranquilla, y preguntó, con nombre propio, por el gerente. A la pregunta de rigor de la secretaria, respondió:

-De parte de Fidel Bassa, campeón nacional de boxeo.

Había llegado una hora antes, minutos previos a las ocho, en compañía de un amigo boxeador aficionado de apellido Blanco, conocido por todos como ‘Vilarete’ –por su parecido con Eduardo, el futbolista—, que trabajaba en la bodega contigua a la oficina y quien le advirtió que no podía decir que iba de parte suya porque allá le tenía prohibido llevar gente. (Lea acá: Murió Billy Chams, el ’papá’ de los campeones).

El gerente lo esperó sonriente. Le dijo que no necesitaba presentación, que sabía quién era y lo felicitaba. Acto seguido le preguntó por la razón de su presencia.

-Ahora que soy campeón nacional, me da pena vender pescado por las calles –confesó Bassa, sin levantar la vista del piso—. Vengo a que me de trabajo. Y le digo una cosa: yo voy a ser campeón del mundo.

El gerente le dijo que no tenía trabajo para él, pero le comentó que le gustó la sinceridad y llamó por teléfono a un amigo y dueño de almacenes, Elías Jattin, y le recomendó al muchacho.

Antes de que el joven saliera para la entrevista, el gerente le dijo:

-Cuando tengas inconvenientes, regresa por acá.

Antes de mediodía, Bassa, desconsolado, estaba frente a él.

-Me pidieron una hoja de vida –manifestó—. Yo no sé qué es eso.

-Vente mañana temprano y comienzas a trabajar aquí en la bodega –le dijo el gerente.

De esa manera, por un nexo laboral, el gerente de almacenes de telas William Chams, William Chams Salum, conocido como ‘Billy’ Chams, se vinculó al boxeo hasta el punto de que hoy es el promotor y apoderado más exitoso en la historia de Colombia, llevando a 15 de sus pupilos a campeones mundiales.

Nace cuadrilátero

La noche del 23 de diciembre de 1983, minutos después de que Bassa debutara como profesional venciendo a Emilio Tamarillo, en medio del bullicio de una barra propia, conformada por jovencitas y muchachos vestidos con camiseta blanca de almacenes William Chams y con el nombre impreso de Fidel, el gerente abordó a este cronista en el mismo coliseo cubierto Humberto Perea, de Barranquilla:

—Soy Billy Chams, gerente de almacenes William Chams y mi pasión deportiva es el béisbol de Grandes Ligas y los Yankees de Nueva York –dijo—. Pero quiero ayudarle a este muchacho, Fidel Bassa, a quien le cogí mucho cariño, y necesito de tu orientación.

Un año más tarde no solo era Bassa, sino casi toda la camada de peleadores del Atlántico, campeón nacional de 1983, que trabajaban en las bodegas de los almacenes. Entonces Chams, de nuevo, recurrió al cronista:

-Quiero crear una empresa de boxeo –manifestó—. Los sueños de estos pelaos deben ser apoyados, pero no sé cómo hacerlo solo. ¿Puedes gerenciarla?

Cuatro periodistas — Hugo Illera, Pepe Sánchez, Francisco Figueroa Turcios y el autor de estas líneas, que recomendó después como gerente al también periodista Alberto Agámez—, lo respaldaron en la conformación, tras reunión a comienzo de 1985. Quedó definido que sería boxeo de lujo en sitios pequeños, como el hotel El Prado y el Salón Jumbo del Country Club, aprovechando el potencial de venta de boletería en el círculo de sus amistades.

Minutos antes de la rueda de prensa para anunciar la cartelera inicial, que tendría lugar el primero de marzo de ese 1985, con transmisión en diferido por un canal nacional de televisión, importancia que desde un principio dejó claro Illera, Chams me preguntó, en el hotel El Prado, sede de la conferencia y del espectáculo:

-¿Cómo se llamará la empresa, que no hemos discutido el nombre?

-Cuadrilátero –respondí sin pensar.

Dos años más tarde, el 13 de febrero de 1987, en el colmado estadio de tenis del Country Club, Bassa derrotó por puntos al superfavorito panameño Hilario Zapata y ganó el cinturón del peso mosca de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB). Ahí comenzó la historia ascendente de Cuadrilátero.

Primero el ser humano

Cuando Bassa estaba a punto de disputar el título mundial, ‘Billy’ lo recogió todos los mediodías para almorzar en casa de su padre, William Chams, fundador de los almacenes, y en la misma mesa con la poetisa Meira del Mar (su tía Olga Chams).

—Siempre me impresionó su don de gente: yo era uno más de la familia –dice Bassa, ahora un próspero comerciante—. Cuando me retiré utilicé su oficina como mía, y siempre me apoyó. Yo era como el hijo que nunca tuvo con su esposa Tuly Leyva.

Más que en el boxeador, Chams pensó primero el ser humano. Por eso les ofreció trabajos en los almacenes a ellos y a sus familiares, además de adecuarles habitaciones en el segundo piso del gimnasio donde entrenan sus pupilos en el norte de la ciudad.

-En 1994, en Cartagena —según relató a este periodista—, un negrito a quien no conocía me pidió ayuda. Lo miré y, por su firmeza, le respondí que sí, pero en Barranquilla. Ese mismo día se vino conmigo. Era Irene ‘Mambaco’ Pacheco (uno de sus campeones mundiales).

Igual aconteció más tarde, en el 2005, con un muchacho que pasaba hambre. Le proporcionó la comida, techo y entrenamiento. Tres años más tarde, César Canchila era el campeón mundial del peso minimosca, en Las Vegas (Estados Unidos). Y antes, con un hombre tocado por la droga que necesitaba empleo en el boxeo: Antonio Cervantes, el legendario ‘Kid Pambelé’, uno de los entrenadores a finales de la década del 80.

-La formación de su hogar tiene mucho que ver con ese sentir humano, además de la operación de cáncer que fue sometido de joven (añadió luego una intervención de corazón abierto) –dijo alguna vez un allegado del administrador de empresa, que había dejado de jugar como receptor en sóftbol y que tenía un humor caribe para sacarle apunte a todo.

En la parte deportiva, Chams trajo contratado a Barranquilla a dos de los mejores entrenadores del mundo para sus pupilos, el panameño Ramón ‘Curro’ Dossman y el argentino Amilcar Brusa. Esa responsabilidad se la dejó en los últimos años al mejor colombiano, Orlando Pineda, que en el rincón cuenta con el respaldo del curador heridas número uno del mundo, el argentino Mike Díaz.

El boxeo colombiano llegó con él a sitios donde jamás había llegado, codeándose con los más importantes promotores mundiales, como Don King, Bob Arum, los hermanos Duva y Cederic Kushner. Y jamás subió a un ring para celebrar o buscar vitrina, aunque sabía de la importancia de la televisión, tanto que creó una programadora, Signovisión, fundadora del canal regional Telecaribe, para transmitir boxeo, en un espacio llamado Protagonistas del Deporte, que hoy, en convenio con el canal, recibe el nombre de Cuadrilátero.

El 5 de agosto de 2006, este cronista fue testigo, al lado del también promotor colombiano Juan Carlos Devia, de un hecho que retrata su figura, en la recepción del hotel Granada, en Ciudad de Panamá, donde entraba el venezolano Edwin Valero, coronado esa noche en nuevo campeón mundial de boxeo.

El venezolano Gilberto Jesús Mendoza, director ejecutivo de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), acaparó de inmediato a Valero y del brazo lo llevó ante Chams.

-Edwin, este señor es el promotor y apoderado más importante del boxeo colombiano –aseguró—. Y es como si fuera mi papá…

La mañana del lunes 18 de febrero pasado, mientras escribía un perfil de su último campeón, el caleño Jonathan ‘Momo’ Romero, ganador dos días antes del título supergallo de la FIB, recibí su última llamada:

-Todo el mundo me ha llamado a felicitarme: Hugo Illera, Eugenio Baena, Fabio Poveda, Pacho Piña. Menos tú –dijo—. Este, mi primer triunfo en Tijuana (México), sirve de mucho: por el boxeo colombiano y porque es el primer campeón de Cali.

-Te he llamado en los días previos –contesté—, pero nunca respondes.

-Tienes razón –admitió—. He estado mal con una fiebre que va y viene y no tengo ganas a veces de hablar. Pero ya determinaron que es una infección pulmonar y estoy en tratamiento. Una pregunta: ¿Qué me recomiendas para tener pronto entrenando a ‘Momo’, que me pidió un mes de descanso en Cali?

-Tenerlo como invitado especial para la transmisión por televisión del 9 de marzo en la pelea mundial de Cereté –le propuse.

-Me parece buena idea –respondió—. Vamos a tener tiempo para hablar en Cereté, porque voy a esa pelea. Regreso a los escenarios, luego de estos achaques de salud de los últimos tiempos. Y ojalá con campeón del mundo, porque el ‘Chino’ De la Rosa tiene chance.

Pero se sintió mal y no viajó a Cereté, donde su pupilo perdió. La tarde del miércoles pasado, horas después de reportarse a entrenamientos en Barranquilla, ‘Momo’ Romero lo visitó en la oficina, la misma donde comenzó la historia con Bassa hace 30 años, y lo vio pálido.

-Jefe, no se vaya a morir –le dijo el campeón.

-Tranquilo, que no me voy a morir –respondió—. Voy hacerme unos exámenes y me recuperaré. Vamos a entrenar duro que has perdido mucho tiempo para la primera defensa. Después de Semana Santa hablamos de todos los planes.

Al día siguiente ingreso a la Clínica del Caribe, donde el pasado domingo, 11 horas antes de cumplir los 64 años, ‘Billy’ Chams se despidió de este mundo, dejando una cifra histórica a su favor de 15 campeones mundiales.

ESTEWIL QUESADA FERNÁNDEZ
REDACTOR DE EL TIEMPO
BARRANQUILA

Ver en línea : http://www.eltiempo.com/deportes/ot...

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