De patrón a patrona. Sabes bien, amiga Diana, que los milibares (hoy hectopascales) tienen la culpa de que se produzcan esas tremendas calmas que, en ocasiones, los marineros las huelen. Sí, las olfatean, como mi ya extinto patrón, Pepe “Tambores”: “¡Calla!”, me decía, arrugando la nariz y poniendo la mano en una oreja, a modo de bocina, para percibir mejor los sonidos. "Anem a chorrar, que ve mar", ordenaba sin contemplaciones. Yo, obediente al mando, me apresuraba a levantar los trasmallos y, sin desenmallar los salmonetes ni los pargos, amontonaba la red en las bandas. En efecto, ya de regreso a puerto, notaba que la mar crecía por momentos, y a continuación el viento, sin tener en cuenta nuestro agobio, arreciaba. Por eso, en mi metáfora de ayer, te comentaba lo del llanto de la abuela (madre eterna del pescador). Porque la calma es traicionera y atrae inexorablemente al vendaval. Pero, además, todo está quieto. Las copas de los árboles, tan milongueras con el amor, no se mueven. Los peces, en la mayoría de ocasiones, barruntan el mal tiempo y permanecen casi inmóviles. Mejor que la calma, la marejadilla. "Xaloc", "llevantol" o "llevech" me la traen al pairo. Claro, tampoco vamos a pedir a Eolo que nos obsequie con un ciclón tropical. A eso me refería en mi anterior parida literaria.

Mundo Cultural Hispano está en movimiento. El amigo Palmeral, inconciliable con la calma blanca, o chicha, prefiere la brisa. Lo que sucede es que, a veces (a mí, aunque de otro modo también me ocurre en ocasiones), se pasa de hectopascales y llega la turbulencia. Pero no pasa nada; "na" de "na"; si acaso, se nos presenta la tramontana. ¡Jo, Diana, que debemos contar con nuestros demonios! ¿No sucede igual en tu primorosa página web, tan pulcra y adecentada? Tú y Ricard -comparto al cien por cien la idea- queréis poesía de la buena: hermosas imágenes, acompañadas de la preceptiva. Te enojas en ocasiones porque alguno/a, con la cerrazón poética al uso, se empeña en defender lo indefendible y, ¡allá va!, le da lo mismo "sinalefar" (neologismo de mi amigo Ricard) con hiatos de "carbono" o, como en innumerables casos ocurre, asesinar el esplendor de un verbo con una sinalefa chunga. Mas si les dices que en tu casa quieres orden, te tachan de dictadora. ¡Toma ya! Y eso que no cobras un real por tus clases. Si lo hiciese, te juro por mi José que iría mejor la cosa. Aquí pasa lo mismo. En MCH tenemos escritores/as buenísimos/as. Uno de ellos, argentino, ¡hay que ver cómo maneja la palabra! ¡Cómo le envidio! (Con sana envidia, claro.) Pero otros... Va por ti también, Palmeral. Aunque seas mi amigo y dirijas una revista literaria (mayor delito aún). ¿El DRAE? ¿Para qué? ¿El ideológico? ¡Anda ya! ¿Entonces? Lo bueno sería que Denis organizara su casa (MCH) de manera que estableciera varios niveles de participación. Me explico: Una sección para los más avanzados, otra... ¿Se me entiende? Y los lectores de MCH, que también dijeran algo para ascender a divisiones superiores a los estudiosos de verdad. Después, que cada cual navegue por donde le dé la real gana. Por el bajío o por la mar llana.

No debo extenderme más, porque es tarde y mañana, día de la Virgen, me toca disfrutar, muy de mañanita, deleitándome con la calma "blancor" que preside estos días pre-navideños. Sólo me falta añadir: Diana, ¡cuánto te quiero!

Augustus.