Un pergamino diáfano con reflejos de mercurio
ciñe tu cuerpo inseguro, tambaleante y postizo.
CarmÃn, fuego agresivo, garras de esmalte rubÃ
adornan el acabado de tus indolentes manos mártires.
Un eye-liner rectilÃneo enmarca el precipicio insondable
de tus dilatados y tumefactos fanales sombrÃos.
Un aroma falso de Chanel número cinco embalsama tu cuerpo
y unos tacones erizados te ayudan a subyugar tu peregrinación traidora.
Enmascarada de mujer soberana, potente y rica
deambulas como una alma sin fuerza por la existencia
con tu padecimiento interior,
anhelando que la vida te regale el albor de la esencia vital.
Vergüenza y miedo son el pan de cada dÃa,
vergüenza y miedo te impiden gritar al mundo
que eres una mujer mortificada,
que eres una mujer maltratada.