Recordemos que el asesino Jara fue el autor del disparo que impactó mortalmente por la espalda a nuestro martir el 12 de agosto de 2009, cuando se producía el desalojo de la toma del fundo San Sebastián en Ercilla, solicitado por la Fiscalía de La Araucanía.

En su lugar, el máximo tribunal sentenció en un fallo unánime al funcionario policial a tres años de pena remitida (esto es, en libertad vigilada), porque se le consideró una atenuante al delito.

Queda claro que la Justicia Chilena, en este caso, su mas alta institución, la Corte Suprema, tiene un techo bien bajo cuando se trata de dictar sentencias en contra de asesinos de mapuches. La condena conocida hoy, no es más que un insulto a la familia del peñi, a las comunidades en resistencia y al País Mapuche en general. No puede ser que un asesino, quede con pena remitida, existiendo claras y contundentes pruebas de su alevoso crimen al disparar por la espalda al hermano, el que incluso estaba desarmado. Punto aparte, es la impunidad con quedan los que armaron el montaje del supuesto enfrentamiento, Ivan Bezmalinovic y Cia, el cual fue la tesis para justificar el disparo mortal.

Un nuevo ejemplo de que no se puede esperar nada de la justicia chilena. Los asesinos de Lemún, Katrileo, Collío, Melinao, y tantos otros peñis ejecutados por las policías chilenas, están y seguirán quedando libres, porque su actuación no es más que una parte de la estrategia del estado chileno para entregar protección a las inversiones capitalistas en Wallmapu.