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Unos gritan "Viva México", ella grita de coraje: mamá de Fabiola Janeth Valenzuela

Judith Torrea



Silvia sobrevive entre la duda, una tumba y la esperanza. No sabe si los restos que enterró son los de su hija. Sigue buscándola.


Fuegos artificiales en el televisor. Y su casita de Pradera de los Oasis, húmeda. Calles que son ríos de agua con tres días de lluvias: aquí no existe el drenaje pluvial ni el pavimento, como en el 60 por ciento de Ciudad Juárez. Su cuaderno está seco y lo llena de pensamientos para no ahogarse:

He aquí todos gritando "Viva México" 
y en ese momento
hace tres años mi hija también gritó
para pedir ayuda y su grito
se confundió entre tanto grito de la gente. 
Y siento que gritaba para que alguien le ayudara,
pero nadie la escuchó. 
Es por eso que pienso 
que a mi hija le privaron su vida 
este día 15 de septiembre (del 2010) y hasta el 16 de septiembre
fueron a tirar su cuerpo. 
Hoy se cumplen tres años y yo sigo aquí recordándola 
esperándola con los brazos siempre abiertos. 

@Poema de Silvia Banda. Para su hija Fabiola Janeth Valenzuela: desaparecida en Ciudad Juárez. A los 18 años de edad, el 23 de agosto del 2010. Le entregaron huesos dos años después, el 19 de enero del 2012.
Versión oficial: las autoridades aseguran que la hallaron muerta en la misma semana que le notificaron a Silvia del hallazgo.
Versión más real: una química forense le informó que los restos fueron encontrados el 16 de septiembre del 2010 y que no recibió el primer fragmento para analizar hasta el 17 diciembre del 2011, al año y tres meses.
La Fiscalía Especializada en Atención a Mujeres Víctimas del Delito por Razones de Género no le explica a la mamá de Fabiola Janeth Valenzuela por qué le ocultaron la realidad ni por qué tardaron tres años en darle restos.
No le permitieron ver los huesos que enterró. Silvia sobrevive entre la duda, la tumba y la esperanza de que esté viva. Con la exigencia de la exhumación y un examen de ADN del equipo de antropólogas forenses argentinas para saber si lo que le entregaron las autoridades juarenses es su hija: y dejar de seguir buscándola. O continuar.

Lo que hay en la tele: El Grito, con el que se conmemora el inicio de la Guerra de la Independencia de México de España, en esta ocasión 203 años. Y ella, no quiere escucharlo.
Por el día, pegó pesquisas con la foto de su hija en el recorrido donde se celebra el desfile del 16 septiembre "para que vea la justicia lo que tiene que hacer. Dos personas me dijeron que la vieron, que en los hoteles las tienen. Hay fuga de información en la policía y cuando van, no encuentran nada. Las voy a seguir pegando".

Cuando desapareció, Fabiola Janeth Valenzuela Banda tenía 18 años y un pequeño de casi 4 años. Unas semanas, antes dejó de residir en el hogar de sus padres y cuatro hermanos.

"A lo mejor no le gustaban las reglas de mi casa, se fue a vivir con una señora. Estuvo llegando, le hablaban y se tenía que ir. Por el instante, no sospeché de nada, ahora pienso que la traían como trata de blancas y tengo a mis sospechosos".

Silvia prepara a su familia para ir a la Catedral. Su esposo, operador en una maquila, ha tomado el lunes libre. Se encaraman a la rutera, con tiempo: las carreteras están en construcción por el llamado Plan de Movilidad Urbana y hay hoyos por las tormentas de los últimos tres días. Más el desfile del 16 de septiembre.

Al finalizar la misa, Silvia está aún más triste y se apura para despedirse de su virgencita de Guadalupe situada a un costado del altar. "!Ya vamos a cerrar! ", dice un señor vestido con una camiseta blanca, que porta lentes. Y ella abraza aún con más ternura una hoja con la foto de su hija Fabiola Janeth que pide "justicia". Hace cinco minutos que la celebración eucarística de las 12 del mediodía ha finalizado.

El hombre comienza a ordenar los arreglos florales que hay debajo del cuadro de la Virgen, insistiendo de nuevo que ya van a cerrar. Silvia reza. Detrás de ella, están otras dos mamás de desaparecidas: la de Diana Rocío Ramírez con un camiseta con la foto de su hija y la de Janeth Paola Soto Betancourth con una manta rosa con los datos de su pequeña. Y yo, intentando tomar una foto.

Lo miro y me parece que es la misma persona que ha ofrecido la misa, ahora sin su sotana verde: el vicario Fernando Valle. "¿Es usted el sacerdote?". Y responde: "sí".

La mamá de Fabiola Janeth Valenzuela se quiebra mientras sale de la Catedral.

"Me siento pésimo, no ha dicho ni el nombre de mi hija en la misa. Vine veinte minutos antes para darle (al sacerdote) el papelito con su nombre. Nadie nos escucha, tal vez voltean a vernos pero no nos ponen atención".

**** Durante la semana exigirá de nuevo la exhumación de los restos que enterró en el panteón de San Rafael y que las autoridades le aseguraron que era su hija. Para calmar la tortura en la que sobrevive.

Ver en línea : http://juarezenlasombra.blogspot.co...

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