Portada del sitio > LITERATURA > Cuadernos de Viaje > SALZBURGO, CAPITAL DE LA MUSICA
{id_article} Imprimir este artículo Enviar este artículo a un amigo

SALZBURGO, CAPITAL DE LA MUSICA

Valentín Justel Tejedor

España



Los suaves vientos del alba acarician las majestuosas cúpulas célicas y verdinosas, que despuntan sobre una trama urbana laberíntica y caprichosa; elevados embovedados y cimborrios, proporcionan una elegancia y refinamiento ornamental exquisito a una ciudad que parece haberse detenido en el tiempo. Así, caminar por sus prístinas arterias es respirar el céfiro de la música, pues en cada calle, en cada rincón, y en cada plaza, resuenan melódicos acordes y arpegios, que el visitante escucha con atención, dejándose llevar por unos sonidos armónicos, que reverberan en los paramentos y fachadas de una ciudad que conserva intacto su encanto medieval.
Bajo la indolente mirada de la inexpugnable fortaleza de los Arzobispos que domina la ciudad, se  extiende un enmarañado sin fin de calles menores que retrotraen al visitante a épocas pretéritas; calles con vetustos muros recubiertos de verdes líquenes, que ensalzan con su intenso cromatismo el monótono y uniforme aspecto neutro de la agrisada piedra; atávicos e irregulares adoquines alfombran inclinadas y declinadas pendientes, como mudos testigos de la memoria histórica de sus habitantes; cuadrilongas cristaleras en cuadrícula rivalizan con sencillos ventanajes circulares, que resaltan sus líneas curvas entre fachadas de lapídeas hiladas horizontales; pequeños campanarios con grandes relojes y alocadas veletas situados sobre arcadas de medio punto, que permiten el tránsito de plaza en plaza; súbitas e inesperadas revueltas y recovecos, que sorprenden al visitante por la brusquedad de su traza; y danzas de soportales arqueados, que transmiten el ritmo de su cadencia, todo ello forma una extraordinaria  e inimitable trama urbana única en Europa.
La sucesión de plazas da paso a una inesperada joya, la cual podría pasar desapercibida a los ojos de cualquier visitante; inadvertida y  escondida en el ángulo de una de estas frecuentes ágoras, se trata de una bellísima iglesia barroca con una peculiaridad sorprendente por sus irisaciones en color verdino, que engrandecen la soberbia y abigarramiento de este estilo arquitectónico.
Al otro lado de la zubia siempre con su característico color ceniciento, y junto a la segunda casa en la que residió el genial compositor Amadeus Mozart, destacan las líneas de los magníficos Jardines de Mirabell, un maravilloso conjunto de estatuas, surtidores, fuentes, setos atusados, y sáxeas balautradas, que conviven con la incomparable belleza y colorido de los diseños florales más geométricos, no obstante la singular beldad de este eden floral se encuentra eclipsada por la gran sala dorada, una cámara palaciega anexa al parterre recubierta por enlucidos paramentos de oro, que compiten con la majestuosa frialdad de los mármoles más irisados y rubescentes; en su interior destacan  arañas inverosímiles de finísimo y ahusado cristal,  atestadas de velas que iluminan con su fulgente resplandor las maravillosas techumbres; grandes ventanales en disposición cuadrangular y circular, que aproximan a la estancia la primorosidad y el esplendor de cuanto circuye a este palacio.
Pasear por las calles de Salzburgo es sintonizar con el espíritu más vivo de la música, un sonido eufónico e impertubable que permanece latente sine die en cada rincón, en cada calle, y en cada plaza de esta maravillosa ciudad.

Este artículo tiene © del autor.

411

   © 2003- 2023 Mundo Cultural Hispano

 


Mundo Cultural Hispano es un medio plural, democrático y abierto. No comparte, forzosamente, las opiniones vertidas en los artículos publicados y/o reproducidos en este portal y no se hace responsable de las mismas ni de sus consecuencias.


SPIP | esqueleto | | Mapa del sitio | Seguir la vida del sitio RSS 2.0