Uno de los cartularios que forman parte de la exposición. Foto: © Efe/Raúl Sanchidrián
La muestra recoge los primeros pasos de una lengua «universal» y «fascinante», ha explicado a los medios el comisario de la exposición y director del Instituto, Gonzalo Santonja.
Ha abierto sus puertas en Ávila porque esta provincia es «la capital de la pizarras», donde aparecieron estructuras «prerromances» que, en época visigoda y cerca de la población de Diego Álvaro, están consideradas como «fundamentales» para certificar el «desmoronamiento» del latín, ha añadido Santonja.
Coordinada por el profesor Antonio Álvarez Tejedor, de la Universidad de Burgos, la exposición se articula en torno a tres áreas temáticas que son los documentos, los beatos y los cartularios.
Los elementos expuestos, como el documento fundacional de la Colegiata de Covarrubias (Burgos) o la Nodizia de los kesos, que gastó Jimeno, un monje del desaparecido Monasterio de San Justo y Pastor, de Rozuela (León), en el año 954, permiten conocer los primeros pasos de una lengua que se empezó a escribir siguiendo expresiones que se empleaban en la vida cotidiana.
En el apartado dedicado a los cartularios, se muestran códices diplomáticos, elaborados al copiar los documentos existentes en los archivos de los destinatarios, sobre todo instituciones eclesiásticas, pero también seculares, como el Crismón y Signo Rodado del Privilegio Rodado de Sancho IV.
De la misma forma, la exposición, que permanecerá en Ávila hasta finales de noviembre, recoge algunas muestras de beatos, un conjunto de códices altomedievales con magníficas miniaturas procedentes, en su mayoría, de los scriptoria monásticos de Castilla y León, como el Beato de Valcavado (Palencia), copiado en el año 970 por el monje Oveco.