Los usuarios del idioma vamos enfocando nuestro interés en determinados elementos de la realidad y, por ello, se popularizan determinadas voces. Esto también provoca que otras muchas vayan perdiendo vigencia, queden en desuso y, con el paso del tiempo, en el total olvido.
Charlando con mis amigos José Alberto Briceño –de origen campechano– y Enrique Cabrera Tamayo –celayense– identificamos algunas palabras que hoy han dejado de ser regulares, casi en la totalidad, pero que en el pasado reciente se usaban con frecuencia.
La palabra ‘cuchilear’ es inexistente en el diccionario oficial. Según mis interlocutores la han escuchado lo mismo en el sureste que en el centro del país; y en Internet encuentro un foro donde dicen que en Durango también es usual. En todos los lugares aplica con el sentido de ‘azuzar’. Este vocablo, según el Diccionario de la Real Academia Española, DRAE, tiene dos significados: incitar a un perro para que embista e irritar, estimular. Yo también la he escuchado con este sentido, pero igualmente cuando hay la intención es alejar a un animal (o a una persona, en forma de broma): «¡Cúchile!, ¡cúchile!»
Otro vocablo extrañamente usado en la actualidad es la voz ‘guindar’. Al parecer fue un vocablo regular en el sureste, específicamente en lugares donde se usa la hamaca: «Dóblala y guíndala» (quitarla de donde se encuentra colocada y guardarla). Este vocablo aparece en el DRAE con los significados de «Subir algo que ha de colocarse en alto (…); Colgar a alguien en la horca (…) Lograr algo en concurrencia con otros (…) colgar // suspender (…) [en Cuba] catear». Es una voz de procedencia francesa. Y, según el doctor Briceño, en Campeche hay muchas voces con el mismo origen.
[...]
Leer más en periodicocorreo.com.mx