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OTRA VEZ LOS POBRES...

Alex Espinal

HONDURAS



"¡Es una barbaridad, esa pierna puede engangrenarsele!", "¡Mire como la tiene!", son las expresiones de una humilde mujer que se detiene por un momento para regalarle dos lempiras a Wendy,  la nueva inquilina del puente cercano al Hospital. Esta jóven, que tambien se puede ver con su pierna tirada sobre el pavimento en diferentes sectores de la capital, ahora se viene por las mañanas a hacerles compañia a José y a una recua de desdichados que hacen de este pasaje su sitio de operaciones.

Wendy tambien es otra victima de la falta de atención estatal, de la falta de un plan integral para ofrecer apoyo a personas que, por una u otra razón, toman las calles y la mendicidad como una forma de ganarse el pan de cada dia. Ella es criticada, al igual que otros señor -desconozco su nombre- que la acompaña,  por hacer de su accidente un eterno modus vivendi. Jamás se ponen en las manos de un médico para curarse de una vez por todas, lo que hacen es enrollarse el ruedo de su pantalón, exponerlo al todo el que pasa, mientras las moscas y otros bichos hacen su festín, esto con el fín de atraer la atención de alguna persona caritativa para agenciarse unos centavos y echarle algo al estomago.

A estas personas ya las he visto desde hace años padeciendo la misma enfermedad, en los mismos lugares, las llagas se les han ido extendido por toda la pierna. Me pregunto: ¿cómo hacen para soportar el trauma de permanecer tanto tiempo con esos golpes sin curar? Lo insolito es que tienen el hospital a apenas 100 metros de distancia, pero no los culpo, quizá se anteponen algunas otras necesidades en sus hogares y prefieren sacarle provecho a su situación. Son hechos reales, no los invento, Wendy es real, el otro señor es real, se hacen acompañar de varios perros, a él lo puedo ver durante las mañanas y las tardes, más que todo por las tardes, acariciando las orejas y el cuello de sus canes como para que se duerman a su lado y así sucede: muchas veces cuando regreso los animales ya están tendidos, unos a su diestra y otros del otro lado, sobre pedazos  de cartón. Eso sí, el edor es insoportable, su pierna destila sangre descompuesta, las gotas caen sobre la acera, mientras los transeuntes pasan sobre sus pies tapándose la nariz con pañuelos o con sus manos.

Ya días que no miro a José, yo creo que en estos dias se ha trasladado a la Universidad. Le resulta mejor permanecer allá porque hay clases y los jóvenes a veces se compadecen de él. Me parece verlo con su patineta sobre sus piernas en algun sitio de la U, a la orilla de una de sus calles, esperando pasarse al otro lado, sus brazos regordetes listos para colocarse sobre el carrito y deslizarse cuesta abajo; pero mas bien creo que anda por los pasillos, enmedio de la muchachada, rozandoles los pantalones o las faldas, diciendo: "permiso, permiso..." 
O simplemente se encuentra al lado de una de las aulas de clase a la espera que los estudiantes salgan de clase.

Pero, mientras Jóse, así les digo yo a los josés, ha abandonado el puente del hospital, Wendy y su compañero consiguen algunos centavos para aguantar hasta mañana...

 Â¡Qué panorama este! Es tétrico. Ellos sólo son la muestra de lo que yo, como periodista, encuentro a diario en todas las calles de mi ciudad, por donde yo transito para buscar la noticia. Estos temas son mis favoritos, me gusta el reportaje del drama humano. En todos los medios en los que me he desempeñado, le he dado interés; pero, entre más abordo esta temática, parece que los pobres e indigentes cada vez son más... por eso... lo demás lo dijo el escritor...

La lucha en mi país es esa, reducir la insidencia de la pobreza en miles de hogares, los mecanismos para enfrentarse a ese flajelo heredado por malos políticos y empresarios aborazados están diseñados para que se refleje de diferentes formas, bien con proyectos como la merienda escolar, aulas de clase mas dignas, apoyo a los campesinos y una serie de obras sociales que al menos están en los planes del hombre del Poder Ciudadano, el Presidente de la República. Mientras no ver, no creer, le daremos el beneficio de la duda...

Hasta luego amigos...

Les saluda,

Alex Espinal

Este artículo tiene © del autor.

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