Sonó el teléfono y supo que la iban a matar. Lo supo con tanta certeza que se quedó inmóvil, la cuchilla en alto, el cabello pegado a la cara entre el vapor del agua caliente que goteaba en los azulejos. Bip-bip. Se quedó muy quieta, conteniendo el aliento como si la inmovilidad o el silencio pudieran cambiar el curso de lo que ya habÃa ocurrido. Bip-bip. Estaba en la bañera, depilándose la pierna derecha, el agua jabonosa por la cintura, y su piel desnuda se erizó igual que si acabara de reventar el grifo del agua frÃa. Bip-bip. En el estéreo del dormitorio, los Tigres del Norte cantaban historias de Camelia la Tejana. La traición y el contrabando, decÃan, son cosas incompartidas. Siempre temió que tales canciones fueran presagios, y de pronto eran realidad oscura y amenaza. El Güero se habÃa burlado de eso; pero aquel sonido le daba la razón a ella y se la quitaba al Güero.
CONTENIDO
0. Introducción
1. Me caà de la nube en que andaba.
2. Dicen que lo vio la ley, pero que sintieron frÃo.
3. Cuando los años pasen.
4. Vámonos donde nadie nos juzgue.
5. Lo que sembré allá en la sierra.
6. Me estoy jugando la vida, me estoy jugando la suerte.
7. Me marcaron con el Siete.
8. Pacas de a kilo.
9. También las mujeres pueden.
10. Estoy en el rincón de una cantina.
11. Yo no sé matar, pero voy a aprender.
12. Qué tal si te compro.
13. En dos y trescientos metros levanto las avionetas.
14. Y van a sobrar sombreros.
15. Amigos tengo en mi tierra, los que dicen que me quieren.
16. Carga ladeada.
17. La mitad de mi copa dejé servida.
18. EpÃlogo