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II. LA MÁGICA HISTORIA DE LA CREACIÓN

Camilo Valverde Mudarra



Por cierto, en el principio era Brahma únicamente. Aquel, siendo uno, no era bastante fuerte. Se creó, además, el más excelente Kshatra (poder), es decir, aquellos Kshatras (poderes), entre los Devas Indra, Varuna, Soma, Rudra, Parjanya, Yama, Mrityu, Isana. Por eso, allí nada es fuera de Kshatra, y, cuando los Rajasuya sacrifican, el Brahma está sentado bajo los Kshatriyas. Él confiere aquella gloria al Kshatra solo. Pero Brahma es, sin embargo, el lugar de nacimiento de Kshatra. Así, si un rey es elevado, él se sienta al final (del sacrificio) debajo de Brahma como su lugar de nacimiento. El que lo injuria, insulta su propio lugar de nacimiento. Lo tendrá peor, porque ha insultado a uno mejor que él mismo.

Él no era bastante fuerte. Él creó el pueblo, las clases de Devas, los Que por su orden distinto son llamados Vasus, Rudras, Adityas, Visce, Devas, Maruts. Él no era bastante fuerte todavía. Él creó la casta Sudra, como nutridor. Esta tierra es verdaderamente Pushan (el alimentador); pues la tierra alimenta todo lo que tiene.
Él no estaba bastante fuerte aún. Seguía creando la ley más excelente.La ley es el Kshatar (poder) de los Kshatras; por hay nada más elevado que la Ley. Por eso, hasta un hombre débil gobierna al más fuerte con la ayuda de la ley, como es la ayuda de un rey. Así es que la ley es llamada la verdadera. Y si un hombre manifiesta lo que es verdadero, ellos dicen: este manifiesta lo que es verdadero. ellos dicen: este manifiesta la ley; y si él proclama la ley, ellos dicen: él proclama la verdad. Así los dos son uno.

Ahora bien: hay allí este Brahman, Kshatra, Vis y Sudra. Entre los Devas existía aquel Brahman como fuego único, entre hombres como Brahman; como Kshatriya mediante el (divino) Kshatriya; como Vaisya por el (divino) Vaisya; como Sudra por el (divino) Sudra. Así que el pueblo desea para su estado futuro, estar entre los Devas únicamente el fuego del sacrificio; y entre hombres por el Brahma, en estas dos formas existía Brahma. Ahora, si un hombre parte de esta vida sin haber visto su verdadera vida futura (en el "Yo") entonces aquel "Yo", no siendo conocido, no lo recibirá ni, lo bendecirá, si no conoce el Veda o no ha hecho alguna buena obra. Aun si él no conoce el "Yo", y ejecutara aquí en la tierra algún trabajo grande y bueno, este perecerá al final. Haz al hombre adorar al "Yo" único, como su verdadera condición, su obra no perecerá, ni 1o que él desea y obtendrá del "Yo" todo. Por cierto, este Yo (del hombre ignorante) es el mundo de todas las criaturas. Así, cuando un hombre sacrifica y derrama vino, él es del mundo de los Devas; si repite los himnos y ceremonias es del mundo de los Rishis; si ofrece bizcochos a los antepasados y trata de tener sucesores, es del mundo de los padres; si da refugio y alimento a los hombres, es del mudo de los hombres; si da forraje y agua a los animales, es del mundo de los animales; si los cuadrúpedos, aves y hasta hormigas viven en su casa, él es su mundo. Y si alguien desea que su mundo no sea insultado, y sabe esto, no será insultado. Por cierto, eso es sabido y tiene buen fundamento.

En el principio, era el "Yo" solo, uno solo. É1 deseaba: "que haya mujer para mí, que yo pueda tener procreación y que haya abundancia para mí, que yo pueda presentar sacrificios". Ciertamente, este es el deseo entero y si deseara más no lo encontraría. Por esta razón, sólo desea esto: "que haya mujer para mí...". Y hasta que no obtenga cada una de estas cosas, creerá que es incompleto.
Ahora bien, su complemento está hecho de la manera siguiente: La inteligencia es su "Yo" (marido); el habla es la mujer; la respiración, el niño; el ojo todo bien terrenal, pues con el ojo, encuentra el oído su bien divino, pues con el oído lo percibe. El cuerpo (atman) es su labor, pues con el cuerpo él trabaja. Este es el sacrificio quíntuple, pues quíntuple es el animal, quíntuple el hombre, todo es quíntuple. El que sabe esto, todo esto obtendrá"(BRIHADARANYAKOPANISHAD: La ciencia secreta de los Brahmanes. Anónimo. Ed. Humanitas. Barcelona, 1995).

Como se observa, la traducción es deficiente. Traducir y adaptar el antiquísimo pensamiento de los Vedas a nuestra lengua moderna supone un esfuerzo considerable; a veces, debe ser difícil captar y acomodar la concisión de la expresión sánscrita. El estilo es repetitivo y primitivo, pero, en el fondo de esa mentalidad tan alejada de la nuestra, late el profundo idealismo védico.
Hay, en la narración, notables semejanzas con los conocidos relatos bíblicos. Es significativo que, en la mayoría de las historias y leyendas sobre la creación, se encuentren rasgos y resonancias parecidas, quizás, idénticas. Probablemente, exista una corriente atávica de pensamiento o un punto original de la concepción religiosa de la humanidad, que se ha trasmitido de generación en generación y luego se fue extendiendo con las emigraciones.

Se dice en el texto que "Fue y partió su "Yo" en dos (cada uno de los dos) como la mitad de una concha". Y, "así los dos son uno". Aquí, resuena el Génesis en el acto de infundir a Adán el letargo y, de la costilla, formar la mujer, "y son los dos una sola carne" (Gn 2, 24) y el complemento necesario.

El "fuego único", evoca la idea de la unicidad e infinitud de Yahvé, tantas veces sabido, frente al politeísmo religioso y mitológico de muchas culturas. Y, por tanto, la necesidad del culto y adoración debida a la Divinidad. "adorar al "Yo" único", con la práctica tan extendida y corriente en todas la religiones de la oración y el ofrecimiento de ritos y sacrificios expiatorios, para conseguir el beneplácito y favor del poder divino: "un hombre sacrifica y derrama vino". Tan introducido en los hábitos religiosos de los pueblos, que les hacen olvidar el verdadero sentido de la adoración enfrascados en la frialdad de las ritualidades; de modo que llegan a saturar la paciencia divina, hasta el punto, que el gran Profeta Isaías, hastiado y asqueado de la culto vacío y de la hipocresía del pueblo olvidado de la verdadera adoración, exclama: "Estoy harto de holocaustos, me repugnan los sacrificios de machos cabríos; haced el bien, perseguid la justicia, socorred al oprimido" (Is 1,10-17).

La expresión ética de "y no ha hecho alguna buena obra, este perecerá al final", conduce al parangón bíblico de las realidades morales en la vida conductual del creyente; viene a señalar la necesidad de las buenas obras en esta vida, para alcanzar la salvación. Recuérdese el atenazante y sugerente texto evangélico referente al Juicio Final en San Mateo, en que Jesucristo, Rey Celestial, sentado en su trono separa a los buenos y malos en razón a su recta conducta terrena: "Venid benditos de mi Padre, heredad el Reino, porque tuve hambre y me distéis de comer..." (Mt 25,34-35). Así como el premio o la ruina final, donde será el bienestar completo o la desgracia eterna en el crujir y rechinar de dientes.

Siempre se ha achacado el inveterado machismo que rezuma la religión y cultura judeocristianas y la clásica; sin embargo, aquí, en los Upanishads, se palpa el mismo sentido de superioridad varonil; pareciera que una misma corriente ancestral a través de los siglos uniera el pensamiento del hombre en su evolución y extensión por el mundo. Esta frase: "Inteligencia es su "Yo" (marido) y el habla, la mujer", inspira el mismo sentido; la dirección reside en el marido, en el "Yo" estriba la inteligencia y, de ahí, en un segundo orden, actúa la mujer.

Camilo Valverde Mudarra

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