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UN PASEO POR EL VALLE

Alex Espinal

Honduras



Que bello es pasear por este valle. Hace mucho que no lo visitaba pero hoy que estoy aquí, junto a mi familia, siento que el calor de hace 27 años le hace un llamado al niño de ese entonces, acostado en aquella hamaca, humillado ante la mirada amenazante de Benji. Recuerdo que, a unos 400 metros, se encuentra la vieja casa -claro, ya remodelada-, esa vivienda que me brindó la oportunidad de crecer en un ambiente de mucho trabajo por parte de mi padre, de convivencia armónica con nuestros vecinos, tíos y primos y, porqué no, recordar tambien los constantes viajes de mi viejita a San diego en busca de medicinas para curar mi asma.

De mi abuela Nina no recuerdo mucho, solamente se viene a mi mente una imagen difusa, la parte de su falda café, en él un bolsillo en el cual introducía mi mano de niño para robarle algunos centavos que ella guardaba, producto de su venta de charamuscas. Por lo demás, no puedo recrear sus facciones fisicas. Ah, con estas fotos que nos muestra Marina, claro que la recuerdo: ella era bajita, de un caracter parecido al de mi madre, con su semblante fuerte, parpados achinados quizás por su caracter, su cabello liso tirado de la misma forma, sus manos que vá, las mismas...

Ese viaje fue importante para Corina, fue tan agradable que prefirió caminar todo lo que  quizo. La invitaron a visitar en carro unas porquerizas, allá por la quebrada el chorizo, pero prefirio disfrutar cada paso desde la casa de mi tió Geño (Q.E.P.D). Parecía que, a cada tirón de pierna, ella le asignaba un nombre. La conversación que entabló con doña Jesús durante el trayecto fue interminable;  Beto, Pablo y yo avanzabamos adelante, ellos tambien platicaban y yo aparentaba que estaba en la plática, pero mi pensamiento me hacía extrañar en ese momento a mi primo Geñito... A estas alturas de la vida, tendría mi misma edad, lastimosamente un camión se lo llevó. 

El invierno, en estos dias de octubre, está por alejarse pero la tierra esta húmeda: ha estado lloviendo. "Hace tres dias, cayó un tormentón", dice Marina mientras comienza a arreciar un fuerte aguacero que comenzó en brisa cuando veníamos de regreso del Chorizo.

¿Van a cenar? pregunta Marina, mientras pastorcito se sienta en un taburete enmedio de la puerta que está entre el comedor y la pulpería, con una cervecita en la mano. Dice que se toma una diaria porque desde hace unos dias padece de un malestar en el estómago; le cuesta digerir el alimento y evacúa muy poco, y la cerveza como que le ayuda a acentar la comida. "Gracias Marina, pero no ve que Jesús nos dió de comer y andamos llenos", responde Corina. Esa cena ya la habíamos previsto cuando veniamos de regreso ya bien surtidos el estomago de donde Jesús; Beto, que es algo ocurrente y jocoso a veces, como mi padre, dice: "Aquí tenemos que traer estomago elástico para no despreciar a nadie, así que a cenar".

Mi tio Pastor nos mostró esa tarde de sábado todos los árboles que tiene sembrados en el solar de la casa: unos son de nance, otros de mango y se avecina una flota de mandarinas que no se donde las va a meter.

- ¿Y ese árbol lo conocen?, dice. 

- No tío. No se que árbol es, le contesto.

Tene una hojas anchas y muy verdes, pero de un verde oscuro, no puedo acertar.

- De este árbol hay en Morolica... son barbaridades las que hay por allá, aclara.

- No, pero no sé, le contesto de nuevo.

- Este es cacao, del que se hace el chocolate, explica Pastor.

Bueno este es parte de las viviencias que tuvimos mi familia y yo en este viaje por los recuerdos. Una gira que me hizo reconocer que poco o nada es la diferencia entre lo que era este poblado del Chichicaste, en el Valle de Jamastrán, el Paraiso, hace 27 años, y lo que es hoy. Las mismas casas, la misma plaza, sin ninguna mejora, llena de monte; las mismas cantinas, los mismos bolos... En fin, se nota que el desarrollo muy poco ha visitado este lugar... Aunque en la casa de mi tio, hay algo que no existía en aquellos dias del "niño de galleta": en los cuartos de alquiler, hay una escuela de computación...
¡Vaya, algo es algo!

Hasta luego, amigos del mundo.

Alex Espinal

Este artículo tiene © del autor.

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