WUNDERKAMMER
Hay en Ignacio Estudillo (Jerez de la Frontera, 1985) un sincero interés por la belleza. Cuando se le propuso la intervención, a modo de gabinete pictórico, su trabajo se encontraba plagado de referencias arqueológicas que remitían directamente a diferentes espectros de lo clásico. Recreando un sello envolvente de raigambre barroca, Estudillo se sitúa en el lugar del explorador para reunir y presentar algunos de los descubrimientos y objetos más bellos, emocionantes, extraños o interesantes de un viaje imaginario e intelectual. Como instalación, un conjunto de casi cincuenta piezas -dibujo y pintura fundamentalmente- propicia para el espectador un escenario pleno de información y acentos. Nos sitúa ante la inabarcable de una naturaleza siempre desconocida, así como ante un sinfín de procedencias para la multitud de objetos: entre ellos, destacan los artísticos, si bien hay lugar para la fascinación por la tecnología actual o la geometría, así como p ara el redescubrimiento del objeto cotidiano. A veces el artista se permite revisar y reformular a otros artistas, e incluso a sí mismo como creador. El metalenguaje, la pintura como acción de proceso de pensamiento, hila en todo el gabinete haciéndonos caer en la cuenta de que lo que vislumbramos es solo la punta del iceberg.
Cada una de las pinturas de Estudillo funciona aquí como un resorte que nos lleva al ámbito del concepto, algo abstracto que dota a la imagen de inestabilidad. cada imagen es un documento, un archivo, de un atlas, sin privilegios sobre los demás, un punto en un mapa que posibilita la dispersión, la deriva, la prolongación indagatoria.
Pedro Alarcón