Portada del sitio > TRIBUNA LIBRE > EL LAICISMO EN LA ENSEÑANZA
{id_article} Imprimir este artculo Enviar este artculo a un amigo

EL LAICISMO EN LA ENSEÑANZA

Camilo Valverde Mudarra

España



Ambigüedad e imprecisión

Andalucía no necesita Estatuto ni viejo ni nuevo, que dañe los valores trascendentes y las tradiciones asentadas e imponga normas indecisas y fluctuantes en su interpretación y en su aplicación. Normas que propugnan la enseñanza laica para la escuela pública, aquí, en nuestro espacio andaluz de raíces y fundamentos cristianos adosados por los siglos de creencias y cultos.

El concepto de “laico” no es unívoco; no se interpreta en el mismo sentido general ni se aplica tampoco con intención tolerante. Puede ser una expresión cargada de ambigüedad e imprecisión. Con frecuencia, gente, ayuna del saber elemental no discierne el significado de aconfesionalidad y de laicidad. Lo laico relativo al Estado no parece significar lo mismo que el término “laicidad”; en el campo político, implica aspectos ideológicos de herencia histórica, que vienen intencionalmente a extirpar los arraigos religiosos y a demoler la memoria cristiana. De ahí que la voz del Episcopado Andaluz haya dicho: «La definición de la enseñanza pública, como una enseñanza laica, puede conducir de hecho a no respetar de modo adecuado los derechos que asisten a los ciudadanos, no sólo a tener creencias y convicciones, sino a la práctica de la religión de forma tanto pública, como privada. La educación escolar en este sentido podría convertirse en un instrumento contra la libertad de pensamiento y de expresión, y en definitiva contra la libertad religiosa, al sofocar la vivencia y la expresión religiosa de los escolares, de la cual son exclusivamente responsables los padres».

Es lo que hacen estos acólitos fatuos y groseros del laicismo, al suprimir la fiesta navideña, retirar crucifijos y destruir belenes. Desconocen su función, no son profesores, no saben enseñar, escandalizan; no son educadores, desorientan y deseducan. Enseñar es indagar e infundir actitudes y conocimientos en los principios de la rigurosa verdad en justicia y con amor y libertad. Estos malenseñantes han hecho lo contrario, les han transmitido a los discípulos la injusticia y la intolerancia, el odio y la agresividad. Los alumnos tienen el sagrado derecho de cantar y hacer su belén, como de recibir o no la clase de religión. El acto de enseñar y de aprender es un hecho social que se incrusta en el exigente respeto de la dignidad humana y de los derechos fundamentales. Nuestra Constitución, en sus artículos 16 y 27, marco jurídico en el que se regula la enseñanza, garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y extiende a todos tienen el derecho a la educación. Es, pues, patente que el Estado no impone ninguna confesión religiosa, sino que respeta y garantiza el derecho a la libertad religiosa en público y en privado. Pero estos imberbes profesores del ridículo fanatismo confunden los conceptos, lesionan los derechos de los niños y profesores y atacan las tradiciones cristianas. Y, a la vez, no se han atrevido, en su instituto, a prohibir y arrancar el velo islámico, símbolo religioso y de sometimiento de la mujer; tampoco, en coherencia ideológica, han renunciado a sus vacaciones de “Navidad” ni a su paga extraordinaria de “Navidad”.

“Esta actuación, dice Vela Platero, de destruir pertenencias privadas de alumnos y enseñantes pueden ser constitutivas del delito de daños e ir contra el art. 525 del Código Penal por ofender sentimientos y creencias; muestran su intolerancia y sectarismo”. La identidad de Andalucía no se entiende sin sus anclajes cristianos; la sociedad no ha pedido ni exige una enseñanza laica; un gobierno no puede ni debe reprimir los sentimientos comunes, sino satisfacer las legítimas convicciones del pueblo. El único sentido que tiene el poder político es el servicio del bien común. No es imponer, prohibir y someter, sino respetar, incentivar y poner. El pueblo no puede callar, ha de participar; el silencio puede significar indiferencia y conformismo. Es responsabilidad de todos promover el bien común. La democracia exige colaboración sin miedo y con libertad.

Camilo Valverde Mudarra

Este artculo tiene del autor.

995

   © 2003- 2023 Mundo Cultural Hispano

 


Mundo Cultural Hispano es un medio plural, democrtico y abierto. No comparte, forzosamente, las opiniones vertidas en los artculos publicados y/o reproducidos en este portal y no se hace responsable de las mismas ni de sus consecuencias.


SPIP | esqueleto | | Mapa del sitio | Seguir la vida del sitio RSS 2.0