La entrada de Turquía en la UE no sabemos, si producirá efectos positivos a la unión y a la sociedad. Europa, como las Autonomías, no interesan a la gente; el desencanto europeísta reclama volver la mirada a una argamasa de valores que pueda dar sentido a la UE. Europa, «justo en esta hora de negativas y fracaso, parece haberse vaciado por dentro. Un aplastante número de personas de los veinticinco estados miembros han exigido con su firma la mención explícita del cristianismo en la futura Constitución Europea; se sigue creyendo correctamente que en las tradiciones religiosas hay recursos importantes, no siempre aprovechados, para resolver los conflictos mundiales. Porque, efectivamente, los derechos del hombre no comienzan con la Revolución Francesa, sino que hunden sus raíces en aquella mezcla de cristianismo y hebraísmo que configura el rostro económico y social de Europa. Ni la inclusión de los valores cristianos ni la adjunción de criterios laicos tendrían la fuerza de alterar los trazos comunes del modelo europeo sobre el factor religioso, que puede sintetizarse, como el rechazo simultáneo del indeferentismo religioso y la teocracia.
En relación con ello, el Secretario de Estado, cardenal Tarcisio Bertone, concedió una entrevista a “La Documentation Catholique”, en la que ha formulado en términos favorables la posición de la Santa Sede acerca del ingreso de Turquía en Europa. El diario “La Croix” ha sintetizado los pasajes principales y el vaticanista Sandro Magister los ha lanzado. Bertone expone que la Iglesia Católica no tiene un “poder particular para favorecer el ingreso de Turquía en Europa o para oponer un veto”; y agrega que “sin Turquía, Europa no se beneficiaría más de aquel puente entre Oriente y Occidente que ha sido siempre en el curso de la historia”.
El Secretario de Estado, arzobispo de Génova hasta el verano pasado, recuerda que "Turquía es desde hace mucho tiempo un interlocutor de Europa. Así, la República de Génova mantenía buenas relaciones con los turcos; y fue, para comerciar con ellos, por lo que Inglaterra adquirió de los genoveses la bandera de San Jorge a fin de acceder a los puertos otomanos". Subraya el cardenal, que Turquía, en la actualidad, "conoce un sistema de laicidad particular y un régimen que tiende hacia la democracia, dejarla fuera de Europa tiene el riesgo de favorecer el fundamentalismo islamista dentro del país".
Bertone plantea la hipótesis de que "la integración a Europa pueda realizarse mediante círculos concéntricos, con un primer círculo de países históricamente europeos, actualmente reunidos en la zona del euro, y un segundo nivel para los más distantes". Se refiere también a las relaciones entre el cristianismo y el Islam después de la lección de Benedicto XVI en la Universidad de Ratisbona: "Las aclaraciones hechas por el Papa han permitido comprender su explícita intención de desarrollar, a partir de su discurso en Ratisbona, un debate sobre la fe y la razón. No se trataba, en modo alguno, de una polémica con los musulmanes, que él no ha estigmatizado. Por otra parte, poco tiempo después, unos intelectuales y dirigentes musulmanes lo han entendido bien. El papel de la Iglesia en el diálogo interreligioso es bien conocido más allá de los confines de la Iglesia misma. Hay quien opina que después del viaje del Papa a Turquía, ’las polémicas a propósito de Ratisbona ya son materia de arqueología".
Esperemos que ese puente sea el paso propicio del entendimiento y concordia que tanto necesita este mundo.
Camilo Valverde Mudarra
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