Encontré al amado de mi corazón,
lo abracé
y no lo he de soltar (Cnt 3,4).
Te busqué por los caminos
recorrí las tierras y los mares
y, aquí, en el fondo de mi alma
cercano y expectante
estabas Tú.
Te busqué por las veredas
indagué sendas y arrabales
y, ahí, muy cerca, en mi alma,
próximo y anhelante
estabas Tú.
Sorteé mil peligros, mil azares
y, conmigo, todo en calma,
recóndito y operante
estabas Tú.
Te encontré,
tras miles avatares.
Te encontré,
y, ya, nunca, jamás,
te soltaré.
Camilo Valverde Mudarra
(De mi libro "DEL SONETO AL EVANGELIO". Poesía y comentario breve. Pedidos al autor.)