Me pregunto qué es lo que quiere cambiar la derecha endomingada; es decir, Ciudadanos. ¿Las formas políticas? ¿Desea una mudanza profunda hacia posicionamientos realmente humanitarios, muy distanciados del engaño? ¿Pretende hacernos creer que el conservadurismo subyacente en las ideologías derechizadas admite algún tipo de auténtico progreso? Que se me explique de qué manera, desde la visión política imperante, se puede producir el cambio que desea la mayoría de españoles. Para creernos lo que se nos promete, pidamos a Ciudadanos que jure públicamente su renuncia decidida al neoliberalismo, lo que supone rechazo absoluto a la doctrina de Ángela Merkel. A partir de ahí, y visionando la ciudadanía la batalla de Ciudadanos en los distintos Parlamentos, yo mismo, que milito y he militado desde siempre en formaciones de izquierda, pediré mi inscripción en su partido. Como esto no va a suceder, porque no es posible que Ciudadanos dé ese paso, prefiero no perder mi precioso tiempo ajustando mis ideas a una manera de pensar cuanto menos errónea. Cambio significa giro de 180 grados, por no utilizar expresiones maximalistas como vuelta completa.
Pablo Iglesias sostiene que cambio no significa recambio. Yo así lo estimo también. Transformar el agua en vino supone más que cambio milagro, como en el caso de Jesucristo en una boda en Caná de Galilea. Como no creo en los milagros y sí, aún, en la justicia terrenal, abrigo en mis adentros, en ese lugar secreto que denomino sanctasanctórum, la esperanza de que alguna vez (ahora es seguro que no) nos topemos con la ecuanimidad política. Será cuando seamos capaces de retorcer con el pensamiento los barrotes de la esclavitud. Antes no, desengañémonos. Ante las próximas elecciones, Ciudadanos espera alcanzar un triunfo notorio basando su doctrina en el temor popular. Podemos parece haber frenado su compromiso inicial de arrasar con la injusticia que a tantos españoles nos agobia; aun así, el miedo al verdadero cambio prefiere la mansa postura de la formación hermana del PP. Si de recambio se trata, creo que sí, el joven Albert Rivera nos presenta una imagen limpia de belicosidad, lo que el pueblo desea. Sin embargo, necesito decir que no es posible ningún cambio sustancial sin el sacrificio previo de las masas. Que nadie nos tome el pelo. Sin grandes renuncias no es posible alcanzar el grado de dignidad que el ser humano demanda a gritos, pero sin empuñar el garrote.
César Rubio (Augustus)
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