LEVEDAD
por Oscar Portela
Leves como la espuma
del mar-amor, leves
como el soplo aureo
del aliento que insufla
vida al desierto
del espiritu:
leves como la juventud
levisima, sin la cruz del
pasado que lapida
los nombres, y hacia
el cual corre el mar,
ni los ojos oscurecidos
por el sol , lanzados
hacia el futuro,
leves, así de leves
como el instante
que se fuga
sin que nadie lo advierta,
leves, leves, levísimas,
entre espasmos agónicos
... y sueños
que prometían éxtasis,
y auras, donde yacer
desnudos y puririficados,
leves, leves, levísimos,
estabamos, estuvimos,
durante unos instantes,
aquí, aquí, en este mundo,
mientras el sol caía
sobre la hosca tierra
llenándose de sombras,
aquí, aquí, leves, levísimos
Carta de Edna Pozi a Oscar Portela
sobre el poema "Ofertorio de Brumas"
Querido Oscar: De una profunda ternura y grandeza la carta de Abel Posse. La comparto casi totalmente y en especial cuando se refiere a tu obra. Reconforta como un acto de justicia.
No sé si opondría ese tremendo poema, con una cierta desvalorización de "la poesía intimista". Recuerdo un encuentro de poetas en Chile, donde un poeta mayor nos dijo:"Ustedes escriben mirándose el ombligo". Se referia a los argentinos, mejor dicho a los porteños. Yo en absoluto me considero representante de algo que podría llamarse "poesía metropolitana".
Pero me dío bronca, (ese afán de plegarme a las causas perdidas) y el dije: "Es que nuestro ombligo sangra...". Porque a esta altura, querido Oscar, ya sabemos que la poesía está en las cosas mínimas y en las grandes cosas, en las palabras mayores y en la pequeñas, desavalidas, que apenas si respiran. Y yo, que querés que te diga, muchas veces me he visto como "un tímido empleado de la vida".
Entonces, mi amigo, más allá de estos devaneos, quiero darte las gracias por tu poesía y en especial por este poema. Traduce nuestra tremenda incomodidad, la vida de los márgenes, esa permanente sensación de asfixia, la seguridad de la derrota, la imposibilidad de alcanzar el bien.
Uno va dejando pedazos de piel en esta lucha. Porque escribimos con todo el cuerpo, con el higado, con la sangre, con el viejo y gastado corazón. Tu poema se pone de pié, dice nó!, es lamento y es apostrófe, pero por sobre todas las cosas, es la hermosura del grito, cuando nace una rebelión total, de una total exaltación de la palabra, de una entrega dolorida y valiente.
No cualquier grito conmueve, no cualquier poema se acerca peligrosamente a la verdad, no cualquier poema estalla, hace trizas las paredes del odio y la mentira.
Yo, mi talento amigo, estoy de tu lado. No lo dudes. A veces envidio como otros escriben, pero algo me salva, creo, de esa mezquindad.
Siento una profunda alegría cuando me topo con la poesía, con la verdadera poesía.Ya lo sabés, cuando voy más allá de la hojarasca de poemas chirles, invertebrados, amorfos, con que nos fatigan, nos entristecen.Así que este poema es también mío. Por donde vayas, puedo y debo acompañarte.
Recibe la calidez y la ternura de mi amistad.
Edna Pozzi.-