Entre serenata y serenata vestido de tuno, Joaquín Pérez Bartolomé acabó ingeniería en Alcoy con unas calificaciones académicas excelentes —sobresalientes era lo normal, pero también su expediente registraría notables, aprobados, algún suspenso…— y cuando ya dotado de suficiente madurez volvía a Alicante entre montañas… contempló desde la Carrasqueta el espectacular paisaje que le ofrecía el Mediterráneo y le sobrevino de súbito una ilusión.
Era ésa una ilusión de madera para que flotara y con un palo y una vela para que navegara por aquel azul intenso que veía.
Fue después de unas experiencias profesionales allá por tierras extrañas del norte, cuando volvió a su azul, aquí a este mar… y entre venta y venta de meybas para tapar vergüenzas (más tarde, resultó que nadie las quería tapar), encargó a un carpintero de ribera que le hiciera un barco… y le puso de nombre Chiribito , soñando que tendría en él hermosas y magníficas aventuras. Desde entonces, todos los que tuvimos el honor de navegar con él y el privilegio de ser su amigo, a él le llamábamos con orgullo y con cariño Chiribito , como él llamó a su barco.
Amigo Joaquín… el velero Chiribito y el viento fueron quienes inspiraron tu novela Deja que el viento hable y el viento te habló de libertad y de aventura y tu espíritu le siguió. Te fuiste con él. Nosotros sentiremos la presencia de tu espíritu en ese viento que también nos hablará de la misma libertad y aventura que tú buscaste en él, pero sobre todo nos hablará de la nostalgia por tu amistad.
Joaquín Pérez Bartolomé . Chiribito . Amigo, descansa en paz.
Mario Martínez Abad. Alicante. España.
Este artculo tiene del autor.
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