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INSISTENTE DEMOLICIÓN DE LA MODÉLICA TRANSICIÓN

Camilo Valverde Mudarra



Dejad el cuidado al tiempo, que es gran maestro de dar y hallar remedio a los casos más desesperados. Cervantes, NE. DD, 147-3.

Se golpea, con insistente contumacia, aquella filigrana que dibujó la Transición, orgullo de propios y extraños. Con rencorosas miradas retrospectivas y añoranzas de nocivas inquinas y erradas políticas de dolores indecibles pretéritos y ya culminados en un sano restablecimiento, dejados en brazos del misericorde recuerdo que restaña y mitiga, se quiere, con insolencia, retrotraer los enfrentamientos de las dos españas; se machaquea con la piqueta del enfrentamiento, el abismo obsoleto de buenos y malos. Faltos de miras y ayunos de cordura, no dejan lucir suavemente la bonanza de la concordia, firmada con el abrazo y no cejan en su empeño de vulnerar el acuerdo del Congreso en el 2002 de zanjar la guerra civil sin revancha.
El PSOE con su Izquierda Unida ha firmado el acuerdo sobre la Ley de Memoria Histórica. El P. P. se desmarcó con firmeza, porque considera que ello supone «volar» el pilar de la Transición al resucitar la idea de los dos bandos y validar la idea de víctimas decentes e indecorosas. Cree que entierra el principio de la asunción compartida de los «errores del pasado» sobre el que se fundamentó el pacto constitucional de 1978.

Se pensaba que, en aquellas ínclitas fechas, se había cerrado página definitivamente a lo que quedó saldado con la Constitución de la Concordia y con los consensos movidos por los Gobiernos de UCD y del PSOE y por el del PP, que también, en un acuerdo con los socialistas y el concurso de otros partidos, aprobó una ley, “ad hoc”, a fin de ratificar exactamente en el Parlamento que ya estaba resuelto entre los españoles la patógena contiende fraterna. Es fatídica insidia; ya en noviembre del 2002, el día 20, de se pactó una consensuada proposición no de ley, que condenaba el golpe de Estado Franquista, miraba por la honra de todas las víctimas, arbitraba auxilios a los exiliados e incluso recogía la reapertura de las fosas comunes.

En España, es corriente andar en salidas y entradas del Toboso a Criptana de los molinos de viento. Es temerario y de imberbes remover las heridas epidémicas, que se deben dejar curar y restañar; no se puede hurgar en el enfrentamiento de los españoles de otra época y otro proceder pasado. Suscitar la memoria de terribles divisiones y luchas es nocivo e innecesario, se falsea la realidad y se alienta la vorágine de los modos franquistas y de gestos propios de la dictadura. Gracias a Dios y a la sana gestión política en la Transición, la filiación del franquismo quedó sepultada bajo la pesada losa. Aquello pasó por desgracia y así hay que dejarlo en el silencio y recluido en la historia, para los historiadores, en todo caso, como recuerdo piadoso y enseñanza fundamental de los errores y horrores que hay que evitar y extirpar. El pensamiento ha de centrarse en identificar los valores y virtudes que nos unen, en vivificar cada día la reconciliación, la concordia y la paz fraternales.

C. Valverde Mudarra

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