LA CALMA O LA VIDA
No era calma mi vida. (Mas, ¿era
vida?) Llegaste a mí, conquistador,
demoliendo mi duda en la frontera
de insípidos agostos sin ardor.
Acorazado cofre, la quimera
y póliza de muerte, mi agresor,
con soltura, se puso en bandolera;
prendada esclavitud en mi interior.
Fin del estío, cobarde mi piel
marcó su derrotero por la calma,
sobria y beatífica_mente suicida.
La carne de mi cruz tornose hiel,
feraz concupiscencia de mi alma,
sólo rozando el cénit en la huida.