JORNADAS
Hay días tan tristes
como niños sin nombre,
como losas de tumba,
como urnas de muertos.
Son días sin luna
que se van sucediendo,
días de silencios.
Le doy a la llave
de ni nuevo coche.
Conduzco sin ruta
y me marcho lejos.
Son días que dudan,
que me van mordiendo,
días sin sus besos.
Resuelvo un sudoku.
Me encierro en mi torre.
Le entrego a las musas
mis últimos sueños.
Son días de burlas
que me van hiriendo
con golpes eternos.
Hay días marcados
por la faz de un hombre,
por antiguas runas,
por exhaustos cuerpos.
Son días de luchas,
que se van gimiendo
con llantos y miedos.
La sombra
Julio arreciaba con fuerza de estío,
destilando calores en la noche.
Estaba con ellos cuando llegó la sombra.
Era un lamento negro.
Era una pena honda.
Me siguió por el paseo, inquisidora,
mientras me abría
paso entre el gentío.
Era un gemido lento.
Era una pena rota
La extraña soledad de la que hablaste un día,
el tremendo vacío,
cuando todo termina
hasta el éxito próximo.
Así me siento yo - me ibas diciendo.
Así lo vivo yo- me ibas contando.
Déjame que te diga
que me sentí perdida,
que me encontré agotada,
oscura, pétrea y sola
y que nadie venía.
UMBRALES
Cruzando umbrales descubrílas rosas
quedañaron las palmas de mis manos primeras,
de mis primeras manos.
Saludé a mis amores, besé a mis enemigos.
Sobrelos marcos de las rosadas puertas
leí carteles con mensajes cifrados
que explicaban los más variados ritos
en resumidas notas.
Me entregué a las verdades,
arraigadas y solas
y recé en los altares
oraciones rimadas con versos doloridos,
con saetas sangrientas.
Ahora sé que fui estrella
de piélago y celaje
y que por estos campos
sembré un día mi semilla de terciopelo y lino.
Vidas versadas
Pierdo, por fin, los sagrados documentos
y me entrego al universo rojo de las lenguas.
Trazo figuras de fuego
en la tibieza de los cuerpos.
Sé que me miras con desprecio
y no me importa.
También tú te entregarías al dulce deleite
para no sentirte tan solo
pero no te atreves.
Soy la superviviente
que pactó en muchos naufragios.
Aprendí a matar peces
cuando era una niña.
No puedo escribir que a nada temo
mas soy la reina de mis propios miedos.
Los esculpo, los cincelo.
Los dibujo en el aire con mis besos.
Nunca tuve a nadie bebiéndome tan dentro
sentía retorcerse mis interiores cuencos
con la audacia y la ternura de un pirata.
Pudo ser mi dios y mi pancarta.
Pude darle angustias y temores.
Pero soy una maldita aventurera
que mezcló sus locuras esa noche.
Así que, calzándome mis sueños
le dejé, tejiendo verbos en el lecho
La ciudad me esperaba somnolienta,
recóndita y salvaje, como un vicio sin nombre.
Hay quien plasma rencores en los lienzos
y narra en sus relatos los recuerdos
de sus vidas pasadas.
Liberan sus verdades en los versos,
lideran sus batallas.
Yo tuve mis atávicos momentos,
mis espacios versados,
mis leyendas arcanas.
Canalicé mis ansias, mis deseos,
con rimas, con palabras.
Hoy gozo escribiendo mis poemas
por el mero placer de hacer poesía.
VIERNES
Llegará el viernes como llega a muerte.
Tú estarás muy cerca y yo estaré lejana.
Hay larvas que persisten,
reviven en el agua.
Como fieras,
como toros,
cual gigante de leyenda.
Llegará el viernes como llega la fiebre.
Yo cerraré las puertas de mi casa.
Necesito vencer y resistirme
al tormento de ascuas
que me quema,
ya del todo,
cual madero de la hoguera.
ELLOS HABLAN
Han hablado los muertos
silenciados otrora.
Bajo las losas pétreas,
bajo los llantos,
han cantado los muertos
censuradas canciones.
Su mermada memoria
no olvidó las palabras
de su triste agonía.
Fueron términos libres.
Fueron frases abiertas
que han escrito en los huesos
su mensaje escondido,
su secreto gritado.
Han cruzado los muertos
una puerta en el tiempo,
un umbral de justicia.
Han mostrado los muertos
su pasado de hielo,
su dolor constreñido.
Fijémonos en ellos,
en la mirada negra
de sus cuencas vacías.
Centrémonos en ellos.
Que ellos nos dirijan
a la paz añorada.
ENTREGA
“Cada folículo de mi piel es tuyo,
cada microcélula cromosómica,
cada membrana epitelial pactada
en los adentros del vientre de mi madre,
cada resto de intersticio inmundo,
cada aminoácido de mi hemoglobina”.
Sonó la voz del venerado artista
cuando en su esencia ancestral y salvaje,
ya no era más que verso, voz y entrega,
y una historia de amor para cantarme.
Allá en los subterfugios de su mente
dormía, como niño enamorado,
la verdadera luz de su existencia ,
que permitió evadirse del impuesto
al divo y al arrastre de los tiempos.
Perpetrada, la noche, con su juego,
organizó la fiesta del poeta,
que ya fue para siempre, carne y sangre.
EFEBO DE VIENTO
A Esteban
Llegaste atropelladamente hermoso
como un beso furtivo que se da sin demora,
sin duda ni pudores.
No se perdió en las cremalleras de tus vaqueros
la mano de la ninfa de los bosques.
La experiencia es más que un grado.
La lluvia destrozó, como otras veces
el sueño de la bella Salambó.
En el libro del tiempo quedó escrito
el susurro leve en el regazo,
el derrame lento de los sexos.
Y quedó en el aire la memoria rosa
de aquellos que fueron testigos del viento.
Tan sólo unos pocos supieron la historia
de tu amor pequeño.
María José Arques Cano