Junto al soberano, la senyera -la Bandera del Reino de Valencia-, formada por cuatro barras rojas sobre fondo amarillo, con banda azul paralela, y custodiada hasta la muerte por el Centenar de la Ploma, un cuerpo ecuestre de ballesteros de élite, ataviados con un vistoso uniforme militar en el que destacaba la gran Cruz de San Jorge.

Al frente, las huestes rivales formando una interminable línea defensiva, exhibían sus estandartes y oriflamas, exornadas con verdes y albayaldes paños, que ondeaban con suma alacridad, bajo el límpido cielo de la Safor. Sus tropas enristraban punzantes azagayas, y empuñaban corvas gumias. La caballería pesada formaba grandes torvas y trazas de polvo, en sus desplazamientos por el escenario de la contienda. En la lejanía resonaba el fragoroso estruendo, grave y acompasado de los atabales de guerra.Los destellos producidos por los brillantes alfanges con fililí describían un singular campo de estrellas(…).