Al Maestro Arturo Lomello, con afecto indeclinable...
De hecho, debo aclararles que todo comenzó y concluyó, muy rápido, al final del verano. Del último verano, precisamente. Quizás en el preciso instante en que, Alejandro, turbado aún por la partida de Lorena, no se movió del lugar.
El puerto de Piriápolis se hamacaba impávido, ajeno a otro contorno, en las aguas agridulces y casi mansas de su mar prestado al océano. Atardecía ya, y el mágico momento de la despedida iba a ser coronado por una doble puesta solar. Fue cuando el buquebus brilló, por última vez, hasta desaparecer en el horizonte como un sol artificial. Los latidos del mar acompasaron el rito de su hundimiento y, tras los reflejos del verdadero febo, quedó la majestad y esperanza de un amor que prometía, desde Buenos Aires, retornar cada fin de semana hasta la eternidad.
Por un momento, su personalidad, obsesionada por el dinero y los negocios, se había esfumado -tontamente, se dijo, claro- después del milagro cotidiano de la vida pegando la vuelta junto al giro del planeta, al sellarse, de este modo y una vez más, la promesa de una historia de ciclos percutiendo al ritmo del universo.
Al dar la espalda al vagido de la noche, su mente volvió a sumergirse en los sones del éxito rotundo que acompañara a su original idea veraniega, gratificada a la postre tanto por el público como por el gobierno comunal de turno: alquilar a los Piria la vieja playa San Francisco por tres meses, construir allí un balneario donde los ejes claves de su visión estratégica fueran la ultra modernidad de infraestructura, la atención personalizada al cliente bañista y la higiene cero defecto veinticuatro horas del día -ni una microscópica migaja debía contaminar la excelsa pureza de sus arenas blancas y sensuales-, y lograrlo con el máximo grado de excelencia...
Un arduo trabajo, recordó. Desde el planeamiento, dos años antes, hasta su implementación e inauguración con apoyo oficial absoluto. El marketing enfocado a un segmento selectivo de mercado hizo el resto, y la fama del balneario alcanzó pronto un microclima de status natural y social tan deseado y perseguido por las clases acomodadas de la región, que la demanda se elevó mundialmente hasta límites insospechados para un hábitat que, por sus escasas ventajas comparativas, no hubiera podido competir -prima facie- con otros sitios paradisíacos del planeta.
No obstante, aún gozando de su logro empresario durante el corto trayecto de regreso desde el puerto a la cabaña de administración del balneario, ahora, más importante del mundo, la agitación del triunfo reconocido por las pingues ganancias obtenidas -con una suculenta tasa de retorno sobre la inversión realizada-, y una canción de Queen horadando locamente sus oídos, no pudieron disimular -tras superar el curvado circuito de la costanera franciscana- el horror que lo esperaba, allá, abajo, en las dormidas playas de final del verano, convertidas en una gigantesca mortaja mineral donde yacían, descarnados, un centenar de cuerpos bronceados y grotescamente heridos de muerte por... ¿ellas?
(La luna naciente fue mudo testigo de los crímenes esparcidos por la arena sangrienta, en absurda mueca del destino y feroz desacato al encanto del cero defecto en higiene que tantos beneficios le había acarreado).
De pie, junto al auto, todavía absorto ante aquella mortandad anaranjada por el agónico crisol del ocaso linealmente sepultado, el graznido capitano de la Madre arrastró, súbitamente, sobre su aterrorizada cabeza, un cortejo de suaves y glotonas gaviotas que mostraban, en sus picos afilados y mortales, los trofeos del despojo humano consumado.
Sí, tras meses de arduo planeamiento, la matanza había sido claramente exitosa. Su fulmínea implementación y puesta en marcha así lo atestiguaba. La estrategia “cero defecto” del Enemigo, había sido derrotada. Enemigo astuto que, durante todo ese tiempo, le había impedido alimentar a sus pichones como legítimamente correspondía a su carácter de coheredera natural de un dominio geográfico que enseñoreaba desde el origen; parte propia y poética del embeleso sereno con que las ondulaciones bravías o calmas del espumoso paisaje marino, atraían al corazón de los hombres en pacífica convivencia ecológica...
Y que éstos habían quebrantado. Por lo que, a la venganza consumada y a la gloria recogida, sólo correspondería la devolución del reino usurpado por la ambición humana. No habría dudas…
Entretanto, Alejandro Escobar, exitoso CEO argentino, despertaba en su cabaña administradora sobresaltado y con el terror oscureciendo la juventud de unos ojos azules y brillantes; como quien recibe una descarga eléctrica y logra superar, a duras penas, y por el oportuno obstáculo de un atlético esqueleto, el dudoso equilibrio entre la vida y la muerte...
Y un raro desasosiego se le instaló, suspicaz, en el alma dolarizada, quebrantando su tardía siesta. De un salto, corrió hasta la ventana abierta por donde asomaba el mar, y dio un respiro al constatar la serenidad del ambiente y la quietud del atardecer herrumbrado por el jubileo del sol y normalizado por sus máquinas de higiene cero defecto ... Absorbió profundamente la gratuidad del exquisito oxígeno yodado que flotaba en el aire, mientras observaba a su selecta clientela recoger bolsos, mantas, ropas y bronceadores, al cabo de una cándida y feliz jornada en el balneario, ahora, más importante del mundo. El de las Islas Caimanes, claro.
Y como a nadie le gusta tener pesadillas en vacaciones, descerrajó una estruendosa y abrupta carcajada que llegó, quizás, hasta los inquietos oídos de un como enjambre de gaviotas arracimadas mansamente a lo lejos; disponiéndose, eufórico, para el cóctel de honor de una noche histórica, donde recibiría el premio a la excelencia por su labor empresaria en favor del turismo del lugar, y de parte de los altos jerarcas de la Corporación ADONIS de donde dependía su distinguida cadena de resort hotel...
Su risotada fue la señal. Madre levantó vuelo, y, tras ella, una multitud de alas, picos, murmullos de roncos graznidos y quejidos de estómagos largamente vacíos, se suspendió en la atmósfera embriagada de sal, y partió, rectamente hacia él, a la conquista de una cena demasiado esperada...
Sí, fue hacia el final del verano. Del último verano, precisamente.-
Santa Fe, 12-02-2000. Texto ajustado: 12-07-2000.
Publicado en Revista “MILENIUM” (Club de Letras 96 – Buenos Aires, Mar del Plata, Necochea, Trenque Lauquen). Año 1 – Nº 4. Marzo 2000.
Publicado en Suplemento Cultural Diario “EL LITORAL” (Santa Fe), 05-08-2000.
Publicado en Suplemento Cultural de la ASOCIACION DEL PERSONAL DE ORGANISMOS DE CONTROL (APOC- Seccional Santa Fe). Nº 1. Diciembre 2001.
Seleccionado en Género Narrativa para ANTOLOGÍA “POETAS Y NARRADORES CONTEMPORÁNEOS 2004”. Editorial “De los Cuatro Vientos” - Buenos Aires (Argentina), 26-02-2004.
Integra el Libro “DESDE EL UMBRAL (Terrores Cotidianos y de los otros) . La Botica del Autor. (Santa Fe, Argentina), 2006/2007.-
Integra el Libro “DOCTOR DE MUNDOS II - Visiones Extrañas” (Colección de Ficción Conjetural y Metafísica). Inédito. La Botica del Autor, Santa Fe (Argentina), 2003-2008.-