¿Que vengas del Infierno o del Cielo, qué importa,
¡Belleza" ¡Monstruo enorme, ingenuo y espantoso!
Si tus ojos, tu risa, tu pie, me abren la puerta
de un infinito al que amo y nunca he conocido?
Charles Baudelaire ("Himno a la Belleza" - Las Flores del Mal)

"El buen gusto es una precaución que toma el buen orden"
Víctor Hugo

Proponemos una nueva belleza que muy seguramente será juzgada como "adefesio", virtud de alta subjetividad a la que la noción individualista de "Belleza" está sojuzgada. Frente a este relativismo ruin, lo nuestro vendrá a ser una "Antipoética" frente al canon individualista y escapista de lo hermoso bajo la realidad actual, en tanto la belleza se autodestruye tan pronto se concreta; la oscuridad para nosotros es una promesa de luz; hablaremos de la sangre, de la muerte, de los infiernos, del escándalo, de la vergüenza, como actos descriptivos de ataque conciente al Orden imperante. Expiar la realidad significa describirla, exhibirla y metaforizarla sin restricción alguna. Nuestra posición frente a la BELLEZA es de duda. Dudamos del "amor", del "sentimiento", de la "libertad" descontextualizados, tergiversados, consumidos dentro del discurso defensor de las imprudencias lógicas del sistema que combatimos. Aquí cabe nuestro empleo de la DIATRIBA.

 Maestros en esto, los surrealistas nos han transmitido una crítica de la sociedad a través de lo Onírico. Sin embargo, anteponiendo que creemos en las virtudes emancipadoras de la mente en sus coordenadas infinitas, ostentamos nuestro compromiso de salvar esta realidad antes de involucrarnos idolátricamente en lo que llamaremos "La otredad"; la Otredad es una suprarrealidad que no es ajena a nuestra lucha, pero sólo la concebimos como un conjunto de señales visionarias, reveladoras y preventoras; creemos que insertarse íntegramente en "otras" realidades es un Escapismo. La libertad es enfrentar esta realidad y vencerla, entendiéndola, hurgándola y sobretodo, dudando de ella. La Otredad que respetamos es una expresión limitada  de emancipación parcial y de entendimiento de esta "realidad ordinaria", no un artificio supersticioso fuera del contexto humano.

 Nuestra diatriba estará cargada de duda propositiva. Todo mensaje revolucionario está cargado de furia, de anhelo, de fuerza; nuestro mensaje se pretende revolucionario no sólo en forma sino en fondo, en tanto pretendemos superar la actitud contestataria para a través de un pensamiento sensible, llegar a una estrategia colectiva de emancipación.