Allá en aquel mundo recóndito se levanta un coloso, que baila un vals de Tchaicovsky en las mansas aguas del reino de Poseidón. Templo colosal que alberga las voces melodiosas de sirenas que llaman, a cualquier navegante de este vasto mundo que algunos llaman planeta Tierra, a surcar los sietes mares para dejarse perder, soñar y volar en la multiplicidad de notas y compases que estallan en ese espejo de agua.
El goce sublime de esa amalgama que logran las formas arquitectónicas, los coros angelicales que ellas acogen y la dualidad que logra el poderoso mar pero a la vez apacible, hace que desde Apolo reflejado en estas palabras dichas por Louis Kahn "el sol no sabía cuán bella era su luz era hasta que se posó sobre este edificio ", hasta el más mísero mortal se convierta en lobo de mar y desafíe al terrible Poseidón para dejarse llevar por música de dioses nacida de lo mas misterioso de las emociones humanas.
¡Oh Poseidón! Déjanos contemplar una vez más tu templo estallido de Chopin, de Mozart, de Tchaicovsky; fecundo ingenio de mortales que le construyeron un santuario que guarda las mas divina de las pasiones humanas: La Música.
Este artculo tiene del autor.