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CARTAS DESDE EL PIRINEO

FRAGMENTO

Valentín Justel Tejedor

ESPAÑA



 

El fresco vendaval concomitante con el áspero y tenebroso sonido de su caprichoso deambular, turbaba el aparente e imperturbable sosiego de aquella Villa de realengo y sede de vicaria, ubicada en la adyacencia de la línea fronteriza galo-española.

La madrugada crepuscular arrecida con la friática intemperie, comenzó a precipitar una gélida agua nieve, que convirtió el álgido vendaval en glacial ventisca.

Al despertar el alba, todavía somnolienta y haragana, entre las níveas sabanas de la cinarra nocherniega, con su vaporoso y enardecido aliento, conseguía empañar los helados cristales de las gráciles edificaciones, que circuían la Plaza de la merindad.

En las medievales callejas limítrofes el nacáreo manto, paulatinamente se derretía hasta quedar reducido a una exigüa e imperceptible estela ácuea, que desaguaba aldeorrio abajo, a través de las escaleras con desgastados peldaños, que unían unas callejuelas con otras. Al finalizar cada tramo de estas gradillas en recuesto, siempre había un plano yacente, donde iban a parar las aguas vivas, las aguas vertientes.

Sorpresivamente, en la proceridad del campanar comenzó a tañer uno de los plúmbeos bronces. Su retumbo era tan grave y potente, que algunos helados carámbanos y estagolitos, que colgaban con severa verticalidad de un tejadillo cercano a la tardogótica iglesia parroquial, se desplomaron con virulencia sobre el denegrido empedrado, convirtiéndose en añicos.

Las chimeneas de los blasonados casones de piedra, desprendían una algodonosa y lactescente nube de humo, que se ensortijaba a medida que el tempranero céfiro, con su racheado resuello, arrastraba la agárica vaharada, hacia las alturas de un cielo ceniciento. Desde la alta cota de la miranda, se columbraba la hermosa ribera del Ara, teñida por el perspícuo e imponente blancor de la nevada.

En la lontananza, la pertinaz niebla cubría los macizos montañosos, ocultando sus cresterías y excrecencias, formando una atmósfera espectral y fantasmagórica (…)

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