me honraron la vereda jóvenes mixtos
simpáticos y bienintencionados
dirigiéndoseme
cuando sentadito en el umbral de la pensión
de floresta me hallaba
de gaucho y con rouge en un atardecer carnavalero
nos vendían los turcos
(ahí vienen los turcos)
nos mangueaban las monjitas
(ahí vienen las monjitas)
nos cobraba el alquiler el propietario
(ahí viene el propietario)
nos adivinaban la suerte las gitanas
(ahí vienen las gitanas)
y la cotorrita de la suerte también nos adivinaba
la suerte
y no paso por alto
al monito de la suerte y al cuco
al hombre de la bolsa (su primo)
al colchonero al botellero a la policía
a toda clase de mendigos