COARTADA
Desértica sonrisa maquillada,
sombra en los ojos, cándido antifaz,
dispone con primor la coartada
el súcubo taimado con disfraz;
su aplomo se restringe a la fachada,
ufanía hiperbólica y falaz,
acecha a quien amó con la punzada
silente del desquite contumaz.
Su maniobra, derruir la dependencia,
embozo fementido del encanto.
¿Quién distingue la pugna del apego?
Lacerante mentora, la abstinencia
impele a la infeliz hacia el quebranto
y le extirpa el efímero sosiego.