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El SER VIVO

Camilo Valverde Mudarra

España



El "Nuevo Moisés" impone su moral

¿Qué tienen estos del gobierno en la cabeza, que todo lo que manejan y piensan lo tergiversan y lo vuelven del revés?; deben ser hijos de otra “miembra” Eva, que no siendo “ser humano” les trasmitió unos genes que les hacen ver, considerar y establecer en su vida sólo lo que es anormal, extraño, incongruente y nocivo para España.

Así se muestra esta España sin sentido socialista: según la Ley del menor, a la edad de dieciséis años no se tiene la suficiente capacidad y madurez para responder de un delito, pero sí, para decidir en caso de un aborto, sin conocimiento paterno, a que ZP llama “interferencia”. Zapatero dice que esas chicas deben tener la posibilidad de tomar “su propia decisión”, a pesar de una “interferencia determinante” en la comunicación con los padres; “es un derecho de la mujer y debe primar su voluntad”. Sí, pero el feto no es la mujer, es otro cuerpo, que anida en ella. Esta medida, igual que la posibilidad de abortar más allá de las veintidós semanas de gestación, es única en el derecho comparado, ningún país hasta ahora permitía el aborto libre a menores de edad sin consentimiento de sus padres o sin suplir jurídicamente ese consentimiento.

ZP no es que sea un ignorante, lo que puede suplir con sus seiscientos asesores pagados, es que se ha propuesto destruir la familia, célula vital de la sociedad, y, con ella, nuestra tradición y costumbres, en definitiva, la España que conocemos. Es la misma razón por la que no reconoció antes ni ataja ahora con medidas efectivas y contundentes la crisis económica, como ya le ha instado Felipe González, sin poderse contener más, es que quiere destruir España.

A su vez, todos los días, manda a las niñitas esas, que se ha traído de ministrillas, a que glosen, con sus altos conocimientos científicos, las consignas de la destrucción; así, B. Aído, Dra. en Biofísica, ha afirmado que un feto de trece semanas de gestación es un ser vivo, pero no, un “ser humano”. Como ya se sabe, esta controvertida ley del aborto, era muy necesaria, la demanda social era incontenible. Por los supuestos inadmisibles que establece, no deja de encender los ánimos de la polémica. Son muchos los ciudadanos que la rechazan; José Blanco, ha asegurado, que, desde su condición de católico, no le “gusta que la gente pueda abortar”, pero dice que “no quiere imponer su moral a los demás”, algo tan elemental que desconoce ZP y su Gabinete, que nuevo Moisés impone su moral y actúa como el gran transformador de la Nación.

El aborto es un crimen nefando; es mayor que otro por la indefensión que presenta la víctima y la cobardía que supone en el que lo perpetra, aparte de los fines viciados que lo suscitan y mueven; hay muchos políticos y profesionales sanitarios desarmados y clínicas inmundas que por el miserable lucro y sustanciosas ganancias engordan sus fétidas panzas con este perverso crimen. El aborto no tiene fundamento legal, ni científico ni teológico ni humano; el óvulo una vez fecundado y anidado en el útero, si no se interrumpe y manipula, da lugar al nacimiento de un niño, a su debido tiempo. Es denigrante para la mujer que es violentada en su intimidad y contrario a su dignidad femenina, de hecho, consentido o no por la mujer, siempre supone un tremendo trauma para ella, de largas y tristes consecuencias. El Aborto ataca la maternidad, que es la flor más preciada de la mujer; esa especialísima potencialidad de ser madre, es lo que la constituye en un ser distinto y privilegiado; ese esencial misterio la hace dispensadora de gracia, esperanza y vitalidad; hace que su índole innata sea la capacidad esencial del amor; y que ella sea la vida, portadora y dadora de vida y afirmación de la vida.

La sociedad que impasible permite, con su silencio, la promulgación de leyes, como esta, sectarias, injustas y criminales muestra que está enferma, vacía de valores y principios, carente de conciencia ética. El gobierno y el legislador han de velar y defender la vida humana; el “nasciturus” es un ser humano que exige el respeto y salvaguarda de su vida; es falso, en este caso, el argumento de que la mujer es dueña de su cuerpo; en cuanto queda embarazada en ella hay otra vida, otro cuerpo del que ella es sólo portadora, no dueña absoluta. Si no lo quería, no es ese el momento ni el medio de evitarlo; debió propiciarlo antes, a su hora. No es admisible que una niña aborte por su cuenta y riesgo sin intervención paterna y familiar. Más bien, hay que arbitrarles a las niñas los medios educativos y el refuerzo de su conciencia moral antes que inducirlas al preservativo y al aborto. Es más humano y conveniente establecer los cauces legales y fáciles de la adopción; son muchos los que soportan indecibles y costosísimos trámites, para conseguir adoptar un niño, cuando podrían hacerlo aquí. En lugar de legislar la muerte, legíslese la vida y todo lo que la apoye y conserve; eso sí es de veras justo moderno y “progresista”, lo demás es hipocresía y demagogia.

C. Mudarra

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