Portada del sitio > LITERATURA > Relatos > Tomillo y alcaparra
{id_article} Imprimir este artículo Enviar este artículo a un amigo

Tomillo y alcaparra

Antonio Martinez Jurado

España



Han pasado veinte años desde que me decidí aquel maravilloso día a realizar un periódico escolar con mis alumnos de Polopos en Lucainena de las Torres.
 
 Quedan en mi pensamiento el trabajo de aquellos años que pasé con ellos, en esa Escuela Unitaria, donde junto a dieciocho niños/as de distintas edades me sentí como aquel famoso maestro de Crónicas de un pueblo.
 
 Era la persona que llegaba diariamente desde Almería, allí conectaba con los intereses e inquietudes, de aquellos niños y niñas, donde el de Primero se sabía mejor las tablas que los de Tercero y la chica de Octavo era la maestra en Prácticas de Infantil y Primer Ciclo.
 
 Tan aislados en aquellos años de los 85 a 88, que conseguí una ayuda para realizar una excursión junto con la Unitaria de Gafarillos a visitar la central de Carboneras. Aquella visita me resultó inolvidable, sobre todo cuando les dije que aquel mar que veian era el Mediterráneo, no se lo creían.

 Fiestas tuvimos muchísimas cabe mencionar, las de Navidad y fin de Curso. Los padres por Navidad me llenaban el coche de patatas, aceite, pimientos, productos de la huerta, eran y son la gente mas maravillosa que puedes conocer. A veces me siento en deuda con ellos, porque en esta vida deberiamos acordarnos y relacionarnos con aquellas personas que creo me han querido. Una fiesta inovidable fue la Comunión que celebramos en la Escuela, donde la mesa principal estaba formada por el alcalde, el cura y el maestro.
 
 Otra de las costumbres que ellos tenían eran las matanzas, alli estaba invitado, era un día especial, todos comíamos en la misma sartén, daban vueltas a la sartén para que me tocaran las mejores presas. Recuerdo unas migas que me comí con el alcalde, él estuvo toda la mañana preparándolas en el rescoldo de las cenizas, con esos pimientos asados, y esos arenques con el vino del país, una comida típica almeriense, que me la preparó con todo el cariño del mundo, tuvimos una conversación donde nos pudimos intercambiar nuestra distinta forma de ver la política, pero al fin y al cabo una velada interesante.
 
 Excursiones eran las salidas a pie, allí descubrí en ellos el amor y cariño que tenían hacia la Naturaleza como les gustaba todo aquello, fue cuando pensé en hacer un periódico que le llamamos "Tomillo y Alcaparra", lo titulé así porque aquellos niños cuando dejaban el colegio y durante el fin de semana se iban a coger tomillo y alcaparra para ganarse unas pesetas y así poder tener dinero para comprarse chucherías o mas ropa. Era tal el gusto que tenían hacia estas dos plantas, que decidí poner el nombre al periódico escolar donde contábamos nuestras cosas, lo que ocurría en Polopos, haciamos dibujos, poesías...en fin algo divertido que publicabamos todos los meses, no recuerdo los números que hicimos, pero lo que si es que recibí una carta desde la Argentina agradeciéndome la labor realizada.
 
 Aquello tendría su final con la formación de los Colegios Públicos Rurales, en este caso yo los metí en el CPR Campo de Nijar Norte, fue un cambio radical, de lo que era la Escuela Unitaria que tenía su gran encanto y personalidad. Ya todo cambió, a aquellos niños y niñas el cambio le resultó muy grande, yo continué en el Colegio Rural donde tuve otras vivencias que contaré en otros episodios.

Este artículo tiene © del autor.

162

   © 2003- 2023 Mundo Cultural Hispano

 


Mundo Cultural Hispano es un medio plural, democrático y abierto. No comparte, forzosamente, las opiniones vertidas en los artículos publicados y/o reproducidos en este portal y no se hace responsable de las mismas ni de sus consecuencias.


SPIP | esqueleto | | Mapa del sitio | Seguir la vida del sitio RSS 2.0