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PABLO NERUDA: UNA VISION CÓSMICA QUE VIENE DESDE EL MAR

Samuel Cavero

Perú



I.- Poeta del amor y del tiempo efímero

...para nacer he nacido, para encerrar el paso de

cuanto se aproxima a mi pecho golpea

como un nuevo corazón tembloroso.

Pablo Neruda

Hay un interesante artículo escrito por Pablo Neruda publicado en el diario La Nación, de Santiago de Chile, en el año 1924 titulado Exégesis y Soledad (1), que resume la grandeza de Veinte poemas de amor y una canción desesperada. El artículo nos habla del tiempo y del amor presente en su poética memorable. Veamos:

“Emprendí la más grande salida de mí mismo: la creación, queriendo iluminar las palabras. Diez años de tarea solitaria, que hacen con exactitud la mitad de mi vida, han hecho sucederse en mi expresión ritmos diversos, corrientes contrarias. Amarrándolos, trenzándolos sin hallar lo perdurable, porque no existe, ahí están Veinte poemas de amor y una canción desesperada. Dispersos como el pensamiento en su inasible variación, alegres y amargos, yo los he hecho y algo he sufrido haciéndolos. Sólo he cantado mi vida y el amor de algunas mujeres queridas, como quien comienza a saludar a gritos la parte más cercana del mundo”.

En su libro Para nacer he nacido, Pablo Neruda chileno universal nos muestra otra vertiente de su sensibilidad poética inconfundible e intransferible, su vida es una lucha por el recuerdo que lo abruma, su poesía y sus pensamientos también lo son. Para Neruda el “ayer es un árbol de largas ramazones, y a su sombra está tendido, recordando” (2) Incluso en su elegante prosa siempre hay gran sustancia poética, el verbo hecho palabra.

El recuerdo y la presencia de los objetos que acompañan al poeta retoman un lirismo impresionante confesional cuando él dice: “¡Ah, qué días caídos en mi mano extendida. Sólo ustedes saben, zapatos míos, cama mía, ventana mía, sólo ustedes. Tal vez me creen muerto. Llueve, ah Dios mío!” (3)

Pablo Neruda por otro lado tiene un amor doliente, visceral, tremendamente entrañable por su patria Chile. Nadie mejor que él lo supo definir en breves palabras su loca geografía:

“Chile es un país amontañado, encumbrado, lleno de aristas y vertiginosos abismos. Los minerales erizaron de cobre y hierro sus alturas. Encima de ellas vive la nieve blanca. Chile es un balcón titánico y estrecho. Las cordilleras nos rechazan. Los chilenos nos ponemos en fila para ver nuestro mar, el espacio iracundo, las olas del océano” (4)

En nuestro amado poeta tantas veces homenajeado todo aquello se fusiona con magia y experiencia en una soledad inexpugnable, en un tiempo sin medidas ni distancias. Hay una gran influencia vivencial del sentimiento gozoso de las culturas polinesias y orientales muy rituales, sin duda, en su definición. Aunque no se puede descartar lo mucho que significa el canto y baile para nuestras culturas andinas y la propia cultura chilena de múltiples matices e influencias. La poesía es además danza y canción, una dualidad: danza-canción que está presente en todos los pueblos del mundo de manera gozosa como una seña de identidad nacional y regional:

“No sé si aquello lo viví o escribí, no sé si fueron verdad o poesía, transición o eternidad, los versos que experimenté en aquel momento, las experiencias que canté más tarde (...) No hay soledad más inexpugnable. Todos los caminos llevan al mismo punto: a la comunicación de lo que somos. Y es preciso atravesar la soledad y la aspereza, la incomunicación y el silencio para llegar al recinto mágico en que podemos danzar torpemente o cantar con melancolía; mas en esa danza o en esa canción están consumados los más antiguos ritos de la conciencia; de la conciencia de ser hombres y de creer en un destino común” (5)

I.-Pablo Neruda, un poeta mayakovskiano

Pablo Neruda fue un poeta mayakovskiano, qué duda cabe. Su enorme devoción lírica y su entrega incondicional a la revolución Rusa es el común denominador de estos dos grandes poetas universales, Pablo Neruda y Vladimir Mayakokovski, que supieron cantar y enaltecer al pueblo. Veamos lo que dice Pablo Neruda:

“Mayakovski, soberano constructor de la poesía, inventa una alianza indestructible entre la revolución y la ternura” (6)

“Nunca he querido tanto ser comprendido como al escribir este poema. Quizás sea lo más importante de todo lo creado por mí”, decía Mayakovski a sus amigos sobre el largo poema épico histórico escrito por él en 1924, titulado: Vladimir Ilich Lenin. Al trazar un perfil poético la portentosa obra de Lenin el poeta buscaba -como lo hiciera Neruda a su manera- interrogantes: el hombre y su destino, su lugar en el mundo, la dicha y la superación de lo trágico en la vida.

El era humano,

hasta el fin,

en sumo grado...

Mayakovski, poeta de familia muy humilde nacido en Bagdadi, pueblecito georgiano perdido en las montañas, quería ofrecer no solamente un fiel retrato de Lenin como personalidad histórica, sino que con su poesía buscaba perennizarlo en las solemnidades del pensamiento universal. Mayakovski decía “la larga vida del camarada Lenin hay que escribirla y narrarla de nuevo”.El poema dotado de “fuerza, ternura y rabia”, dice Pablo Neruda, “es hasta hoy día modelo insuperable de nuestra época poética”.

Siguiendo a Mayakovski, se puede rastrear su influencia en Neruda. Veamos (7)

Los hombres son barcas,

Aún viviendo en la tierra.

Durante

Los años

Que nos da el destino,

Multitud de sucias

Conchas y algas

Al costado

Se pegan

De nuestra barca.

Y luego,

Pasada

La tempestad brava,

Te sientas

Al sol y te limpias

De las verdes barbas

De las algas

Y de las medusas,

Viscosas y rosáceas.

Yo

Al sol leninista me limpio,

Y, proa a la revolución,

Navegando sigo.

El crítico literario español Alberto Oliart bien señala:

“La grandeza de la obra artística, de cualquier género, sea pictórica, musical o literaria, es que crea las claves para la comprensión de la época en que el artista vivió. Pero, además, cuando se vive en pueblos que se están creando, esos artistas se convierten, al dar esas claves, en portavoces de una gran sociedad y de su pueblo” (8)

Volviendo a Mayakovski (9)

Pág.29:

Hoy

Enterramos

Al más terreno

De todos

Los hombres

Que por la tierra han pasado.

Pág. 41:

Con el hambre ladrando en el estómago

Pág. 83:

A los trabajadores del mundo entero

A la insurrección los alzaremos.

Pág. 195: El poema es una viva incitación a la revolución del proletariado, a la lucha por la liberación de la opresión del capitalismo, concluye así:

 ¡Proletarios,

formad,

para la lucha final!

¡Esclavos,

enderezad

la espalda y las rodillas!

¡Viva la Revolución,

cercana, de alegría llena!

Esta es

La única

Gran guerra

De cuantas

La historia conociera.

III.-Su identificación con su pueblo y la política

Pablo Neruda tiene un fervoroso amor a su patria de buen chileno, además una gran preceptiva y sólidos principios doctrinarios por los que vivió, luchó e hizo bandera de paz.

Se puede definir así su amor telúrico por su país:

“La primera edad de un poeta debe recoger con atención apasionada las esencias de su patria, y luego devolverlas. Debe reintegrarlas, donarlas. Su canto y su acción deben contribuir a la madurez y crecimiento de su pueblo... Debe ser deliberadamente nacional, reflexivamente nacional, maduramente patrio” (10)

El poeta muestra un hondo sentimiento milenarista, que funde raíces en el campo, en la lucha social. ¿Pero dónde nace? Nos confiesa que andando por el lago Ranco hacia adentro, le pareció encontrar la fuente de la patria o la cuna silvestre de la poesía, defendida por toda la naturaleza. Le canta y se duele del trágico fusilamiento de Federico García Lorca a quien llama hermano, camarada. El poeta es amigo de grandes poetas como Paul Eluard, torre florida de Francia, Vicente Aleixandre, Miguel Hernández, Rafael Alberti de España; Eduardo Carranza de Colombia, Mariano Latorre, José Venturelli, Ángel Cruchaga y Pedro Prado de Chile, quien escribió antes que nadie sobre su primer libro Crepusculario una sosegada página maestra, cargada de sentido y d presentimiento como una aurora marina. Pero también tiene amigos en muchas latitudes del mundo, como Bianca y Alberto Tallone, ambos distinguidos impresores de Italia. En Brasil su editor Enio Silveira,

Nos habla maravillándose de la naturaleza de Chile. Todo lo que percibe es luz y poesía, es armonía y naturaleza. Canto y fecundación es la poesía para el poeta. De allí vendrán sus declaraciones en fusión con su pueblo de manera íntima, poética:

“Yo pensé: es así como nace la poesía. Viene de alturas invisibles, es secreta y oscura en sus orígenes, solitaria y fragante, y, como el río, disolverá cuanto caiga en su corriente, buscará rutas entre los montes y sacudirá su canto cristalino en las praderas. Regará los campos y dará pan al hambriento. Caminará entre espigas. Saciarán en ella su sed los caminantes y cantarán cuando luchan o descansan los hombres” (11)

Pero también es un río, parte de esa naturaleza, con un cauce torrentoso, fresco, que todo lo inunda, que baña los cuerpos y realza los espíritus. Sino cómo pudo combinar con maestría aquella rememoración suya de joven, a su vuelta a Chile, ya triunfal y homenajeado:

“Aquel orgulloso adolescente me acompaña aún, y mi reconocimiento me trajo de nuevo a estas riberas, donde el gran río sereno lleva en su espejo que camina la imagen creadora de la historia y de la inteligencia” (12)

Su vida como cónsul en diversos países no ha sido fácil, no los cuenta:

“Me sonrío cuando me llaman diplomático en las cronologías. En algunas, por ejemplo, en la revista Esquire, me suponen antiguo embajador. Los embajadores, según tengo entendido, tienen alimentación asegurada y algo más. Yo sólo fui un cónsul perdido en sus pobrezas” (13)

El poeta, como he señalado, estaba harto convencido que esa línea política que él vitoreaba era la que su pueblo debía seguir. Decía que ante los ojos del mundo el nombre de Chile se había engrandecido en forma extraordinaria. “Nos hemos transformado para el mundo en un país que existe. Antes pasábamos desapercibidos entre la multitud del subdesarrollo. Por primera vez tenemos fisonomía propia y no hay nadie en el mundo que se atreva a desconocer la magnitud de nuestra lucha en la construcción de nuestra identidad nacional”, nos decía.

Octavio Paz, partidario de que el escritor debe mantenerse al margen de la política o estarlo de un modo marginal, quien además tuvo la lucidez suficiente como para analizar tanto a sus amigos como a sí mismo, se preguntaba en un artículo: ¿Qué hubiera sido de Neruda si hubiera sido elegido presidente de Chile, cuando sabía que el escritor chileno no estaba preparado para desempeñar esa misión? Sin embargo Paz reconoce que, de alguna manera, los intelectuales hispanoamericanos, que han recorrido el mundo, como lo recorrió Neruda, han hecho un trabajo político interesante para su país, incluso en sus cometidos diplomáticos. “En México -escribió- todos o casi todos los escritores... hemos servido en el Gobierno.” (14)

Esta frase se puede extender aún más, puesto que hombres de la talla de Carpentier, Rubén Darío, Carrera Andrade, Carlos Fuentes y el propio Neruda, han desempeñado funciones públicas fuera de sus países, sobretodo en Europa.

Es más este contexto se puede comprender durante las cinco primeras décadas del siglo pasado, la mayor parte de los gobiernos hispanoamericanos tuvieron como timbre de honor incluir a los hombres de letras como representantes de su política exterior.

“Un escritor -declara Paz- no debe ser miembro, sobre todo en el siglo XX, ni de un partido, aunque tenga ideas políticas, las que sean, ni de una iglesia. Para mí, la literatura es sinónimo de heterodoxia.” (15)

Del mismo parecer son otros intelectuales, muchos y otros no por supuesto, pero hay quienes por lo menos así lo dejan notar y que sería largo detallar, como por ejemplo Leopoldo Panero, cuyos intereses poéticos en sus años de juventud estaban más cerca de Neruda y de la llamada poesía social. Leopoldo Panero fue Premio Nacional de Literatura de España en 1949 y destacada figura intelectual del primer franquismo: “Al lado de Vallejo, Neruda es consagrado por razones políticas (aparte de su indudable calidad)” (16)

Y sus elogios de Pablo Neruda para con el general Carlos Prats Gonzáles, miembro de la junta revolucionaria, vilmente asesinado en tiempos de la dictadura militar nada menos que en Argentina, fue también muy fecunda, interesante. Ellos mantuvieron una patriótica y muy nacionalista amistad, encuentros públicos ante el pueblo y hasta una correspondencia epistolar, muy de moda todavía por esos años. Pero veamos lo que piensa el poeta de Allende, su presidente, el líder y símbolo de sus planteamientos políticos. Su devoción por Salvador Allende no puede ser más limpia y grande cuando aquél señala sin temores:

“El Presidente Allende es un hombre universal. La disciplina y la firmeza de nuestra clase obrera es elogiada y admirada. Esta ardiente simpatía hacia Chile en el extranjero se ha multiplicado con motivo de los conflictos derivados de la nacionalización de nuestros yacimientos de cobre. Todos se preguntaban cómo un país soberano podía poner en manos extranjeras la explotación de sus riquezas naturales” (17)

Neruda pronuncia un solemne discurso en el PEN Club de New York, en el 50 Aniversario de su fundación, abril de 1971. Allí, pocos meses antes del golpe de Estado y el sacrifico de Salvador Allende a quien acompañó en su acción política, nos dice casi proféticamente anunciando un futuro convulso de cambios en Chile. Es también un grito contra el colonialismo y el imperialismo capitalista propiciador de intercambios injustos. Lo hace a lo largo de toda la parte final de su obra Para nacer he nacido. Énfasis especial merece aquel capítulo titulado El “albatros asesinado”. Premonitoriamente para el poeta el albatros asesinado será el pueblo chileno duramente reprimido por la dictadura militar, Salvador Allende, hablando en metáfora. Quiso poner camisa de fuerza a la dictadura que él sabía se venía incubando, incluso una guerra civil. Su gran temor era ver destruidas las conquistas nacionales instauradas por el Gobierno Popular. Creía en una conspiración internacional que ya se tramaba. Los capítulos: “Yo acuso” (18) y“OH primavera, devuélveme a mi pueblo” (19), no son sino fervorosas exposiciones, el primero lo que él llama “por el prestigio de Chile”, y el segundo un discurso dirigido a sus compatriotas pidiéndoles reflexión, cordura, paz con justicia social y ayudar al gobierno de Allende, que ya hacía crisis social y política. Se niega a masticar otras teorías. Para el poeta el albatros asesinado a lo largo de los siglos fue, es y será el pueblo latinoamericano y de otras partes del mundo que no han podido emanciparse como pueblos libres, desarrollados, libres de las garras de las trasnacionales. Lo hace además el poeta en una abierta defensa a la soberanía de Chile, porque cree que ese es el mejor camino a seguir, no tiene razones para dudar y lo ratifica con énfasis a donde va. Para el gran poeta la poesía no habrá cantado en vano, es un grito de denuncia. Así, en el corazón del capitalismo, en Nueva York, en aquel discurso pronunciado él señala:

“Chile está haciendo una transformación revolucionaria dentro de la dignidad y la severidad de nuestras leyes. Por eso hay mucha gente ofendida. Y como nuestro camino lo hemos escogido nosotros, estamos decididos a seguirlo hasta el fin. Pero los guerreros secretos se proveen de todas las armas para desviar para desviar nuestro destino. Como en esta clase de guerras los cañones de guerra parecen haber pasado de moda, usan un arsenal antiguo y nuevo. Se pueden allí escoger los dólares, las flechas, las industrias telefónicas y telegráficas: todo parece justo para defender los viejos e irracionales privilegios. Por eso en aquella reunión en que se renegociaba la Deuda Exterior de Chile yo recordé vivamente la Balada del Viejo Marinero (...) Si el señor Hennessy se diera el placer de releer a los viejos poetas aprendería que en la Balada del Viejo Marinero el navegante que perpetró aquel crimen fue condenado a llevar por la eternidad colgando de su cuello el pesado cadáver del albatros asesinado” (20)

IV.- El mar y el poeta

Hay muchísimas vinculaciones entre el mar y el poeta en los libros de Pablo Neruda. Para ilustrarnos y reflejar esta preocupación reseñaré sólo dos, su libro de versos Jardín de Invierno y el de prosa Para nacer he nacido, los cuales revelan múltiples figuras simbólicas como su total amor al mar sin concesiones, así como aspectos desconocidos de la rica y compleja personalidad del poeta.

En Jardín de Invierno, el poema Llama el Océano prefigura la unión inquebrantable poeta-mar, el mar que se lleva en el recuerdo, en los trenes, el mar como libertador de pasiones. El mar es vida y regreso, es peregrinación, es en esencia “mar de cada día” y estrella del poeta. Lo es todo. “No hay más estrella que el mar”, nos dice en el poema La Estrella.

En cuanto al libro Para nacer he nacido, hay en dicha obra muchas remembranzas vinculadas íntimamente a la vida en el mar, con el mar y desde el mar. Los capítulos que dan título no pueden ser más indicadores: “El barco de los adioses” (Pág.23); “”Imagen Viajera” que nos habla de su inolvidable viaje por el Brasil, Port Said (Pág.31); “Danza de Africa” donde se revela una vez más su pasión de excelso cronista de viajes por mar: “Estamos frente a Djibuti. No se nota el límite del Mar Rojo y del Océano Indico; las aguas franquean esta barrera de letras...” (Pág. 33); ‘El sueño de la tripulación” donde da cuenta de su periplo por el Mediterráneo: “El barco cruza insensible su camino. ¿Qué busca? Pronto tocaremos Sumatra (Pág. 36); “Colombo dormido y despierto” (Pág.39); “Diurno de Singapur” (Pág. 42); “Madras, contemplaciones del acuario”: “Por la mañana se instala en el barco un juglar hindú y encantador de serpientes...” (Pág.44); “Invierno en los puertos”: “Es triste dejar atrás la tierra indochina de dulces nombres: Battambang, Berembeng, raigón. Qué difícil es dejar Siam, perder jamás la etérea, murmurante noche de Bangkok” (Pág.50)

Pablo Neruda inspiró además a muchos poetas que le sucedieron y como él le cantaron al mar. Por ejemplo este poema del prestigioso escritor paraguayo Augusto Roa Bastos y se titula nada menos que: Canto a Neruda (21)

Sólo quiero decir que he vivido y no importa.

No me quejo ni lloro porque di mis palabras

Y algunas de ellas fuero para otros cuerpos gozo...

Fui marino en Hamburgo y agoté la cerveza,

Sacerdote del templo de Ra en Heliópolis,

Capitán de los tercios y amigo de Calixto.

Melibea me puso un altar con su boca....

El mar para el poeta lo es todo, gracias la mar han surgido la inspiración vital, esa iluminación que encontramos en sus obras poéticas y de prosa como Confieso que he vivido, e incluso Residencia en la Tierra en que hay referencias al paisaje marino de Isla Negra. También en otro libro vital donde advertimos al incansable navegante el libro de Para nacer he nacido. En ese sentido Pablo Neruda si alguna vez lo señaló uno de sus mejores críticos es “el viajero inmóvil”, en esencia no lo es ni nunca lo fue. Una comprobación, no está demás:

“Durante grandes años compartí mi vida con el mar. No fui navegante, sino observador intransigente de las alternativas del océano. Me apasionaron las olas en sí mismas, me aterraron y me ensimismaron los voluntariosos maremotos y marejadas del océano chileno. Me hice experto en cetáceos, en caracolas, en mareas, en zoofitos, en medusas, en especies de toda la pecería marina. Recogí en California los spondylus, góticos y nevados, o la oreja del mar que tiene todo el arco iris en su concha de nácar. Largo tiempo viví junto al mar en Ceilán, y saqué con los pescadores los elementos marinos más extraños y fosforescentes. Por último, me vine a vivir en la costa de mi patria, frente a las grandes espumas de Isla Negra” (22)

Se puede pues resumir su unión poeta-mar, mar-poeta en esas recurrencias del mar, de las olas, partir y regresar, el viajero esperpéntico, soñador, indesmayable, que debe conocer culturas y cantarlas a su pueblo a su retorno. Para Neruda si bien la vida no es poesía, la poesía es vida, siempre intensa vida, a donde quiera que se vaya. Para Pablo Neruda el mar es una enciclopedia de vida, de enseñanzas vitales que nunca se agotan y que da vida, energías, infinitas posibilidades:

“Yo fui recogiendo estos libros de la cultura universal, estas caracolas de todos los océanos, y esta espuma de los siete mares la entrego a la Universidad por debe de conciencia y para pagar, en parte mínima, lo que he recibido de mi pueblo” (23)

V.- Sus amores en verso en simbiosis con la bella naturaleza chilena

Mucho se ha escrito sobre Veinte poemas de amor y una canción desesperada y sobre los amores que inspiraron al poeta para escribir tan soberbios versos. También hay quienes Han querido ver en los versos la geografía chilena vivamente retratada. ¿Hay una influencia de maneras de decir de Vallejo en nuestro poeta? Posiblemente, pues Neruda rindió calido homenaje y sintió enorme devoción por César Vallejo, aquel de “mi dulce Rita”. Lo hizo con un valioso artículo titulado “Cesar Vallejo ha muerto”, escrito a la muerte del gran poeta y publicado en la revista Aurora, de Santiago de Chile, el 1ero de agosto de 1938.

Como bien señala Renán Flores Jaramillo, Pablo Neruda “cabalgó durante muchos años sobre el éxito y el prestigio que le otorgaron sus Veinte poemas de amor, o Juana de Ibarbourou sobre Las lenguas de diamantes, libros que por sí solos alcanzaron a cimentar la fama de estos poetas, Gabriela Mistral mantuvo su nombre con Desolación (24)

En Pablo Neruda las mujeres dulces también lo están, por ejemplo “la siempre dulce Celia” (25), “la dulce Rosita” (26) -no su amor, pero su respetuosa y posible fuente de inspiración, esposa del poeta colombiano Eduardo Carranza.

Nuestro poeta por otro lado cruza afectos con mujeres de diversas latitudes. Por ejemplo recibe de Elsa Triolet, casi al mismo tiempo: El ruiseñor se calla al amanecer. El otro es La mise en mots. Entre los poetas es frecuente que uno sea la inspiración del otro, una musa vital. Se trata de una posible y respetuosa inspiración por la esposa de un gran intelectual, Aragon, también defensora de la vida de Mayakovski, con quien frecuentó y admiró de ellos su trabajo entre otras cosas, “muchas veces pasé viendo vivir o viviendo con los Aragon”

Neruda le llama “un libro de siete colores” y los alaba con especial afecto a ambos: “Tanto Aragon como Elsa Triolet nos han dado en papel negro de tinta deslumbrante poesía, esperanza en los días más hostiles, confianza en el destino del hombre” Esta mujer bilingüe le habla también la poeta, le habla desde otra latitud, vive una común identidad con él. “Ser bilingüe es ser bígama”, le susurra Elsa. “Se lamenta Elsa Triolet de no poder decir más de lo que es posible decir con las palabras. Sin embargo, ella ha cargado las palabras con una aventura infinitamente expresiva. Esta mujer bilingüe ha hablado para todas las latitudes, para todos los seres” (27)

Veamos lo que nos dice el propio poeta de otros amores, de primera fuente:

“Allí también me sorprendieron los ojos negros y repentinos de María Parodi. Cambiamos papelitos muy doblados para que desaparecieran en la mano. Más tarde escribí para ella en número diecinueve de mis Veinte Poemas. Puerto Saavedra está también en todo el resto de ese libro, con sus muelles, sus pinos y su inagotable aleteo de gaviotas” (28)

También lo está quien fue su esposa, Matilde Urrutia, quien además es testigo de aquel hermoso poema que le dedica a la mujer trabajadora, sin rostro y de manos encallecidas, titulado: “Oda a una lavandera nocturna”. Ambos vivieron juntos y el tema de la mujer más allá del amor fue siempre un motivo de inspiración para el poeta.

“Hace años, cuando vivíamos en Santiago, Matilde y yo nos sentábamos en la noche a mirar la ciudad desde lo alto. Bajo nuestra casa...” (29)

Pero hay demás amores por descifrar, amores poéticos y probablemente alguno ficticio, escritos en clave de Pandora por el poeta. ¿Matriuskas Líricas? De lo que si se puede estar casi seguro es que se trataría de alguien que existió sin duda, esto nos invita a repensar respetuosamente y releer todas sus obras pensando en Neruda siempre Neruda. Por ejemplo en su obra de poética póstuma Jardín de Invierno (30), nuestro amado Pablo nos habla en el poema Imagen “de una mujer que conocí/ guardo el nombre cerrado: es una caja,...Por eso Irene o Rosa, María o Leonor, cajas vacías, flores secas dentro de un libro/ llaman en circunstancias solitarias/ y hay que abrir, hay que oír lo que no tiene voz”, nos recita.

Referencias:

(1) Pablo Neruda, Exégesis y Soledad, artículo publicado en el diario La Nación, de Santiago de Chile, en el año 1924.

(2) Pablo Neruda, Para nacer he nacido, Seix Barral, Biblioteca Breve, edición preparada por Matilde Neruda y Miguel Otero Silva, Pág. 20, Barcelona, 1977.

(3) Pablo Neruda, Para nacer he nacido, Op. Cit, Pág. 21.

(4) Ibíd. Pág.222.

(5) Ibíd. Pág. 430.

(6) Ibíd. Pág. 225.

(7) Vladimir Mayakovski, Vladimir Ilich Lenin, Editorial Progreso, traducido del ruso por A. Herráiz, Pág. 19, Moscú, 1972

(8) Mario Vargas Llosa, Semana de Autor, ICI, Ediciones de Cultura hispánica, Pág. 61, Madrid, 1985.

(9) Vladimir Mayakovski, Vladimir Ilich Lenin, Op. Cit, Págs.29, 41, 83 y 195.

(10) Pablo Neruda, Para nacer he nacido, Op. Cit, Pág. 372.

(11) Ibíd. Pág. 387

(12) Ibíd. Pág. 228.

(13) Ibíd. Pág. 229.

(14) Renán Flores Jaramillo, Letras Nuestras, Ediciones cultura hispánica, ICI, Págs. 226 y 227, Pág. 226 Madrid, 1981.

(15) Renán Flores Jaramillo, Op. Cit. Pág. 227.

(16) Juan Luis Panero, Los mitos y las máscaras, Tusquets Editores, 1era Edición, noviembre, Págs. 177 y 187, Barcelona, 1994.

(17) Pablo Neruda, Para nacer he nacido, Op. Cit, Pág. 350.

(18) Ibíd. Pág. 312.

(19) Ibíd. Pág. 348.

(20) Ibíd. Pág. 421-422.

(21) Augusto Roa Bastos, Semana del Autor, ICI, Ediciones de Cultura hispánica, Pág. 59, Madrid, 1986.

(22) Pablo Neruda, Para nacer he nacido, Op. Cit, Pág. 257.

(23) Ibíd, Pág. 367.

(24) Renán Flores Jaramillo, Op. Cit. Pág. 131I

(25) Pablo Neruda, Para nacer he nacido, Op. Cit. Pág. 213.

(26) Ibíd, Pág. 83.

(27) Ibíd. Pág. 253

(28) Ibíd. Pág. 265

(29) Ibíd. Pág. 381.

(30) Pablo Neruda, Jardín de Invierno, Editorial Seix Barral, 1era edición, enero, Págs. 39 y 40, Barcelona, 1977.

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