Sentà la ignorancia cedida,
la virtud inconmensurable,
el vacÃo profundo,
el olvido y la indiferencia,
la paz de la vida.
Conocà las manos que moldean el Universo,
los magos que potencian la magia de la Luz,
los hechiceros que reconstruyen la conducta del hombre,
seres que vagabundos caminan por la vida,
inhóspitos mundos que giran sobre sÃ,
cansados, errantes y perdidos.
Pero mi mente me condujo:
por bellos caminos de flores silvestres,
coloridas y perfumadas;
por árboles frondosos,
por manantiales de agua cristalina,
por riachuelos iluminados por el sol,
por amplias praderas de colores radiantes,
por montañas de cumbres erguidas y señoriales.
AsÃ, sentà dentro de mÃ:
el flujo del hechizo de una diosa,
la música que embriagaba el mundo de mis emociones,
las voces románticas que abrÃan mis sueños,
la tristeza que me introducÃa en su bella figura,
el movimiento rÃtmico de los astros,
la proyección de mis sentidos y mi mente,
el arraigo terrenal de amor y vida,
la madurez espiritual.
Pero la esencia del corazón
me condujo por pensamientos abiertos,
sentimientos elevados,
reflexiones profundas
y una fuerza interior
que me llevaba
por aventuras universales.
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