Transcurro en el paso de los años,
Entre risas, sueños y tareas.
Creo que voy envejeciendo,
No tengo tiempo de comprobarlo,
Pues aún hay demasiado por hacer
Y una mirada de escrutinio
Puede durar mucho.
Plena de incertidumbre
Ignoro mi propio rostro.
Soy aquel marciano de Bradbury
En quien todos veÃan
La imagen que necesitaban...
Por algún motivo,
No reconozco la persona que a veces,
A mi paso,
Refleja el espejo de la sala.
Es incierto el destino
Aun cuando se es feliz.
Envidio a los prisioneros de la fe
Que no ven más allá del catecismo;
Van a misa, se confiesan, pecan de nuevo,
En ciclo interminable,
Domingo tras domingo persiguiendo las campanas
Y saben con certeza que,
Si continúan a ese paso,
Dios les dará la bienvenida.
No sé qué arcángel habrá sido mi padre allá en el cielo,
Tampoco conocà al padre que me dio la tierra,
Ignoro la historia de mis genes,
La multiplicidad de colores de mis ancestros.
Lloro en muelles sábanas de algodón estampado,
SonrÃo ante las cámaras,
Me encierro entre paredes,
Escondo la nostalgia.
Pero si un dÃa falto a la cita con la vida,
Lego a aquellos que amo:
Mis recuerdos,
Mis aspiraciones,
Mis poemas,
Mis silencios,
El tiempo que me faltó para darles,
El deseo de que me despidan con aquella canción
Que repetÃa “I will survive”
Porque si hay algo más que estas brumas que habitamos
Allà estaré yo, aún, sobreviviendo.
Mas, sobre todo,
Lego a mis hijos mi búsqueda incansable
De la verdad que nunca llega,
Porque son las dudas
Las que me han hecho ser quien soy
Y no tengo mejor regalo para dar
Que este escepticismo.