A Teresa Teng in memoriam
Al escuchar la noticia
de tu muerte prematura,
imaginé tus caricias
tan inquietas de ternura.
Me imaginé tu belleza
envolver el alma mÃa,
y sentà que la tristeza
su puñal me arremetÃa.
El dolor que ayer sentÃa,
su vacÃo de almas rotas,
sanarán, quizás, un dÃa
su canción de tristes notas.
Pero cada vez que escuche
el son de tus melodÃas,
reviviré el sueño dulce
de pensar en que eres mÃa.
Yo te juro, amada mÃa,
que al final de mi jornada,
me encontrarás de rodillas,
aguardando tu llegada.
©1996, Ernesto Con. De "LetanÃa de una tarde de invierno."