Cada vez que Carlos y Marta coinciden en el supermercado con María, ésta se sonroja. Ellos siempre acuden a pagar su compra a la caja en donde la joven trabaja y le preguntan por su espalda. Ella dice que va tirando, que algunos días le duele algo y otros días más. "¿No te decides a volver a nuestra casa para un masaje?", se interesa Marta. "Prefiero darme el masaje en vuestro gabinete del centro, pagando", contesta ella. Carlos y Marta se miran decepcionados. "No (...)